Visitamos Fermanagh...¡como la gente influyente!

Por fin me siento a escribir... ¡qué ganas tenía de contar nuestro viaje a Co. Fermanagh!

Fue hace unas cuantas semanas, y solo estuvimos allí tres días, pero nos encantó la zona.

El condado de Fermanagh está en Irlanda del Norte, es territorio británico. Está en una area de la isla a la que llaman Lakelands (el territorio de los Lagos), al Noroeste (en el mapa, es el condado señalado con la flecha negra:



No es un condado muy grande y una tercera parte es agua. Ojo al dato:  tienen más de 700 kms de vías  fluviales... sí, sí con dos ceros ¡alucinante!. Entre lo que llueve y lo que ya les viene "de fábrica", casi que te tienes que poner el neopreno cuando cruzas la frontera.  Los locales dicen "los lagos están en Fermanagh durante seis meses del año y Fermanagh está en los lagos durante los otros seis meses" ... profundo pensamiento. Lo dejo ahí, para la reflexión personal. 

De aquí es la familia de Bill Clinton... ya sabéis que para ser presidente de Estados Unidos es condición indispensable (y creo que escrita en la Constitución aunque de eso no estoy completamente segura) tener orígenes irlandeses: los Kennedy eran del condado de Wexford, los Obama, o mejor dicho O'Bama, del condado de Offaly, los Reagan de Tipperary y los Clinton del condado de Fermanagh. Se sospecha que la familia de los Bush también tiene aquí sus orígenes, pero se han cambiado el apellido y niegan la mayor cuando se les pregunta sobre sus lazos familiares... son muy suyos.

La cosa es que teníamos ganas de naturaleza profunda, y de eso en esta zona hay para dar y tomar.

Como casi siempre, alquilamos una casita. Esta vez junto al lago Erne, que es el más importante del condado. Una casa monísima con unas vistas preciosas literalmente a orillas del Erne, al ladito mismo de donde los chicos del G8 tuvieron la última cumbre en el mes de junio pasado... y es que nosotros nos movemos en esos ambientes socio-políticos, no os digo más.

Aquí unas cuantas fotitos de la casa








Aquí tenéis el tour de la casa, amenizado por Martín, como no:





El fin de semana se pasó muy tranquilamente: por las mañanas nos levantábamos con esta vista




dando paseítos por aquí y por allá con las catiuscas y los abrigos puestos. Un castillo a la derecha, un pueblito a la izquierda... 



                                                                                                     









las tardes en casa con el chimenea encendida jugando al ajedrez y viendo programas de cocina navideña con la taza de chocolate caliente en la mano. Tranquilidad en su estado más puro  y con el cargador de pilas enchufado para afrontar la vuelta a la cruda realidad del lunes por la mañana.

No dejamos nuestra rutina de lado ni cuando salimos de Dublin, así que también tuvimos tiempo de probar algún café para desayunar que nos encantó y donde nos metimos para el cuerpo muffins caseros calentitos con helado de vainilla y pastel de nuez pacana (Jesús qué mal suena en español... pecan pie, vamos) con nata, que era la opción light del menú de desayuno :-)







Comida en cafetitos de los pueblos de por allí, ya decorados para la Navidad, muy monos todos.





Ya sé, ya sé: la sopa no es el mejor ejemplo de sofisticación en la mesa, pero estaba espectacular y entraba de miedo!!!!

Comimos helados, dormimos muchísimo, jugamos al fútbol con las ovejas de público.... 



Solo nos quedó montar en el fueraborda de Pepe, un mexicano afincado en la zona que por lo visto es de lo más simpático y que tiene dinero que se le sale por las orejas. Nosotros, muy discretos como siempre, no quisimos preguntar sobre sus negocios y nos sentimos mucho más a gusto pensando que se dedica a la venta mantequilla y otros productos lácteos de la zona, de gran calidad, por cierto. Y corremos un tupido velo.

En resúmen, un fin de semana perfecto. Vamos a volver, es un hecho. Vamos a tomar más fotos de Fermanagh y os las vamos a enseñar todas, porque nos quedaron muchas cosas en el cuaderno de actividades para hacer. Si tenéis oportunidad, visitad esta esquina de Irlanda que es bonita a rabiar.



Lo que hacemos en esos día de frío en que más vale quedarse en casa.......

Ya es invierno... pero invierno invierno, de bufanda, gorro y guantes (ojo: Samuel se enfadó ayer porque le dije que no podía ponerse los pantalones cortos de la selección española.... sí! sabemos seguro que lleva mi sangre, porque sino vuelvo al hospital y les digo que ese no es mi hijo, que me lo han cambiado).

Con este panorama de tiempo casi navideño, nos plantamos el finde pasado. No teníamos muchos planes... papi se fue a su graduación, pero a nosotros no nos dejaban ir (los niños no podían pasar al acto), así que decidimos hacer "manualidades":

La última vez que nos vimos, la tía Alice nos regaló un cohete de cartón para montar y pintar... la actividad perfecta para hacer entre los tres (Edu se "descolgó" del plan y prefirió irse a escuchar música)



Así que después de desayunar y limpiar la mesa, sacamos todo nuestro armamento: lápices, pinturas, rotus, témperas, tijeras, pegamento... y nos pusimos manos a la obra. Samuel y yo montábamos y Martín separaba los rotus por colores, que no parece una actividad importante pero que - él nos explicó detalladamente - era crucial para el éxito del proyecto.... y nosotros aceptamos pulpo, claro.



La cosa fue estupendamente. Cuando hacemos este tipo de actividades ya sabemos que los warriors pierden interés como mucho una hora después de empezar, pero esta vez estaban encantados de montar, pintar, separar rotus en colores...



Lo mejor sin duda: pintar - se esforzaron un montón, cada uno en su estilo. Usamos de todo, hasta washi tape! (y es que estamos muy a la moda hasta en esto de las manualidades). Cada uno pintó a su manera y con los colores que quisieron. El resultado inmejorable...







Una vez acabado, Martín quiso dejar la firma de los tres autores en la rampa de subida al cohete



Estábamos acabando cuando llegó papá de su graduación, todo contento (y es que no es para menos, ¡Muchísimas felicidades, papá!) y ya nos pusimos a ver las fotos y dimos la actividad matinal por finalizada.





En general, no hay nada como un cartón y unos cuantos rotus para pasar la mañana



Nuestra primera competición de AJEDREZ

Pues, sí, por si no hacíamos ya suficientes cosas, este año nos hemos apuntado a ajedrez...bueno, Samuel se ha apuntado a ajedrez, y de momento está encantadísimo de la vida con esta nueva actividad.



La cosa surgió un poco por casualidad: es el cole el que da la opción y las clases se imparten un día por semana, justo después de terminar la clase "normal" (a las 14:30h). Varios amiguetes de Samuel se iban a apuntar y él, un poco llevado por ir con los amigos hasta el fin del mundo, se apuntó también. En las fotos con Zsa-Zsa (agachado) y con Oscar (sentado a su lado, con camiseta azul), que también fueron al torneo:





El resultado: está enganchado al ajedrez - le hemos bajado el jueguillo en la tablet y se pasa el día jugando contra la máquina. Conociéndole no va a parar hasta que gane así que prevemos unos cuantos años de inmersión ajedrecística total :-)

La clases las organiza una escuela de ajedrez de Dublin, que muy hábilmente manda a sus profesores a los distintos coles de la ciudad (en vez de esperar que los peques se trasladen a sus instalaciones): todo el mundo gana - la academia tiene un montón de estudiantes y los papás no tienen que desbaratar su logística rutinaria para que los niños aprendan.

La semana pasada fue nuestro primer torneo: todos los alumnos de la academia estaban invitados a un hotel en Dublin y la convocatoria fue un éxito - había niños, padres, abuelos y hermanos por todas partes (incluidos Samuel, papá, Martín y mamá, que solo somos cuatro pero cundimos como todo un batallón)



La cosa fue fenomenal: Samuel jugó cuatro partidas y ganó dos... no se puede pedir más después de solo un mesecito de haber aprendido a jugar, ¿no?





Con lo competitivo que es, me extrañó que no se enfadara al perder, y todos los padres quedamos encantados con el organizador y dueño de la escuela: un señor de lo más majete que les dio buenísimos consejos (entre otras cosas dijo que no había que llorar ni ponerse tristes cuando se perdía una partida, sino aprender de los errores y prepararse para la siguiente - buen consejo, y muy aplicable, no solo al ajedrez, ¿no?).

Luego nos enteramos por otros papás que el buen hombre es un ajedrecista de muy alto nivel... es GrandMaster, que en ajedrez debe ser la leche, y ruso, como no.

Total que salimos todos encantados y Samuel más feliz que una perdiz con sus dos victoria en el palmarés




Por la tarde/noche, ya de vuelta a casa nos trajimos a James y a Zsa-Zsa en el coche y en un plis plas se les olvidó a los tres toda la energía zen que les había transmitido el maestro... tampoco podemos pedir milagros.




Boy of the Week

Y hoy toca escribir por partida doble (para que luego digan que no actualizo el blog!).

Voy a ser breve: la semana pasada Samuel fue Boy of the Week (yujuuuuu).

Y la verdad es que se lo merecía, porque entre la caña que le mete Mister "Omoinala" (no sabemos todavía como se escribe, pero se pronuncia así... ya le podía haber tocado Mister Smith), y la caña que le metemos en casa, el pobre se pasa el día haciendo deberes. Por lo menos está aprendiendo que cuando uno se esfuerza, normalmente hay recompensa.

El examen del viernes le salió muy muy bien y al final del día el profe le nombró Boy of the Week. Llegó a casa más contento que unas castañuelas :-)

Este es el examen:



Y la fotito que el cole ha publicado en su página web:

¡Muy bien hecho, Samuelete!

No perdemos la esperanza de escribir muy pronto una reseña parecida sobre Martín.

El cumple de Martín

¡Jesús cómo pasa el tiempo! si parece que fue ayer cuando estaba poniendo a parir al anestesista porque tardaba unos minutines "de nada" en venir a ponerme la epidural, el desgraciao buenísimo profesional.

Pues chicos, han pasado ya cinco años... 



Y el primer lustro ha sido intenso ¿eh?, que Dios nos pille confesados para lo que nos espera.... sudores me entran solo de pensar en el momento en que empiecen los deberes y los exámenes, ¡o las salidas nocturnas! porque este warrior apunta maneras. Que tiemblen Dublín y alrededores... y la montaña (sin agua, claro)

De momento nosotros lo hemos celebrado por todo lo alto, como tiene que ser. Martín eligió el sitio, que no podía ser otro que el Lemon que ya todos conocéis porque es un "restaurante de super lujo" que nos encanta y al que ya hemos llevado a algunos de nuestros visitantes. Un día es un día y había que tirar la casa por la ventana :-)




La cena estuvo perfecta, como siempre y el homenajeado, su hermano y su primo se metieron entre pecho y espalda unas peassso crepes que nos dieron la tranquilidad de que a la salida no se los llevaría el viento.

Después, por supuesto, la tarta en casa, que Martín asesinó cortó y que echamos en el huequillo que todavía nos quedaba después de comernos las crepes.






Pero este cumpleaños sin duda pasará a la historia de la familia Tova-Guerrero no por la cena en el Lemon, ni por el pastel, sino por el regalo: una BICICLETA NARANJA SIN RUEDINES: chulísima, pero SIN ruedines :-)




Sí, sí, estamos en ello, y si los riñones de papá pudieran hablar, nos pondrían a parir a los papás por la idea del regalo y al cumpleañero por llevarla a cabo, porque así como Samuel aprendió a llevar su bici el primer día que le quitamos los ruedines, el proceso con Martín se está alargando un poco...



¡se conseguirá! porque la idea a corto plazo es que la usen para ir al cole y claro, como papá tenga que ir empujando la bicicleta con niño encima desde casa hasta el cole... solo de imaginármelo acabo agotada!!!



Aprovechando el sol en Dalkey

Esta mañana hemos ido de paseo al pueblo de Dalkey - un pueblo chulísimo donde vive lo más súper-guay de la sociedad dublinesa. La verdad es que el sitio es muy bonito... pijo, pijo, pero muy bonito




Hace unos días leí que había un café en el centro del pueblo que era muy bueno para desayunar (el Corner Note) y cuando nos hemos levantado he arrastrado a toda la prole - incluido el tío Tato que nos está visitando - a conocerlo.



El pueblo de postal y encima con sol, pues ¡para qué queremos más!, daban ganas de comprarse shorts y chanclas y bajarse a la playa, eso sí con pamela de esas discretitas que llevan las famosas para "pasar desapercibidas", junto con las imprescindibles gafas de sol XXL tipo secretaria del 1-2-3. Nos hemos contenido ¿eh?, pero sí que nos hemos echado un desayuno de los de foto a color



y también nos hemos dado un paseo pueblo p'arriba pueblo p'abajo para hacer un poco la digestión.

Para que os hagáis una idea: Dalkey está lleno de tienditas pequeñas, bastante selectas y que no encuentras en el resto del condado: ¡dos pescaderías una enfrente de la otra! lo nunca visto, una frutería, tiendas de comida gourmet, 



farmacias que parecen joyerías, cafes de foto, y la guinda del pastel: el mercadillo - cuatro "puestos mal puestos" uno de ellos de pescado en el que venden langosta y ostras, toma ya. Tendremos que ir a comprar algún día. Pero sin duda lo mejor es una terraza chulísima, de esas que salen en las pelis americanas en las que los protas están desayunando y disfrutando de la brisa marina, solo le faltaba el mar y los surfistas al fondo. Un lujazo de sitio.



Ya de vuelta al coche hemos estado probando la cámara de mi nuevo teléfono (mi regalo de cumpleaños adelantado) y nos han salido así de chulas:

De Samuel:




De Martín:





De papi:



De Edu:



y mía:



No sé: en internet decían que la cámara del teléfono tenía muy buena resolución, pero para mía que las fotos tienen algo raro... serán mis paranoias :-)))

Os dejo que hay que ir a cenar. Prontito más!


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