¡Empezamos el cole!

Me salto un montón de capítulos, ya lo sé: el verano en la playa, en Barcelona, la visita de los Velasco.... pero las fotos que os voy a enseñar requieren publicación inmediata: los warriors han empezado el colegio :-)

Para Samuel ya el es cuarto año. Todavía hay nervios al llegar y la timidez esa que no consigue quitarse de encima, pero la cosa está bastante normalizada: ya conoce a los compañeros, a muchos profesores, las instalaciones...

Para Martín, sin embargo ha sido el primer día - buffff.



Tenía muchas ganas de estrenar el uniforme, sobre todo la "gorbata" y contaba los días para empezar a ir al cole de niños grandes como Samuel. Así que por la mañana tenía carita de nervios pero iba contento




Camino del cole, Samuel le iba dando consejos de hermano mayor, esos tan prácticos que hay que escuchar: "si te encuentras con ese niño en el patio (señalaba al que iba delante de ellos), ni te acerques, porque te empuja y te tira al suelo... se llama Zak" (Martín cada vez más encogido), "y Martín, cuidado que los otros niños no te roben los pintas" (a Martín ya no se le veía el cuello), "no dejes que te peguen... si te pegan, me lo dices" (¡definitivamente Martín ya no tenía tantas ganas de llegar!)



Llegamos y Martín descubre que sí: va a estar en el mismo cole que Samuel pero NO en la misma clase.... ¡desilusión total y absoluta!: esto no mola nada: con niños salvajes que pegan, que quitan pintas y sin Samuel cerca que me pueda defender - esto no mola nada de nada.



Gracias a papá y su poder de persuasión Martín se quedó en la clase sin llorar. Su profe es un encanto: Ms Lacey fue profe de Samuel de soporte de inglés, así que en cuanto le vio, vino a saludarle toda dulzura (las historias que le contó Samuel sobre su hermano no las sabemos, así que no estamos seguros de si la fama que le precede es buena o solo regular...).



La cosa es que se quedó a punto de la lágrima pero cuando fuimos a recogerle salía encantado de la vida. Nos contó que en su clase eran 1.900 niños... o sea que ya sabemos que a contar no les dio tiempo a enseñarle ayer.


Luego, dimos una vueltecita, esperamos a que saliera Samuel y ya todos juntos fuimos al cole de Edu y después al centro a comer unas tortas (bocatas estilo mexicano).



Hoy la cosa se había normalizado un poco. Cuando he ido a dejarle a la clase me ha dicho muy tranquilamente que si quería podía quedarme un rato a jugar con él, pero le he "mentido" diciendo que me tenía que ir corriendo a trabajar, así que se ha quedado un poco triste pero tranquilo. Hoy estrenaba "lunch box": sandwich de jamón "de Pepe y PIli" (jamón serrano), su pepino troceado, yogur naranja (no importa el sabor, solo el color) - no está mal para tres horitas escasas que está en el cole, ¿no?



Acabamos de volver de recogerle y ha salido saltando y bailando: ¡nadie le había pegado ni le había roto sus pintas! Lo que se sufre sobreviviendo en ese "lugar sin ley" que es el colegio de primaria...





Retomando la historia donde la dejamos I (fin de curso)

A ver si me acuerdo:

El curso se acabó, nos fuimos de vacaciones, hemos vuelto y estamos a punto de empezar el cole otra vez, y no he escrito ni una sola palabra contando todas las cosas que nos han pasado desde junio.

Empiezo donde lo dejé - se acabó el curso a finales de junio. pero antes de acabar, hubo una clase de violín de Samuel a la que los papás pudieron acudir (también las mamás, pero en este caso papá representó a la familia mientras Martín estaba en el cole y yo en el "otro cole").

Parece que nuestro Paganini particular está avanzando en el arte de tocar el violín a pasos agigantados... por lo menos planta tiene un rato, ¡que nadie me diga que no!



Sobre cómo suena, juzguen ustedes mismos, porque para eso están los videos (vale, que no tiene mucha calidad, ya ya, pero valor sentimental un rato). Primero, para calentar, lo tocaron sin arco:




Y ya "metidos en harina" con arco, una de suspense...




Por supuesto los papás emocionados, incluido papá (o nuesto papi, que diría Martín).

Estamos deseando escuchar al violinista Martín el curso que viene... aunque parece que la dirección del cole ha decidido que a los más pequeños no les van a dejar violines de verdad hasta estar un poco entrenados... creo que ha habido más de un accidente en años anteriores, así que a lo mejor tenemos que esperar hasta final de curso, ya os iremos contando.

Unos días después de la exitosa sesión músico-festiva vino el festival de fin de curso para Samuel.

Muy bien también - los pobres niños se pasan ensayándolo meses y meses así que solo por el esfuerzo invertido la gente les aplaudió un montón.

¿Los contenidos del festival? Pues canciones, representaciones en irlandés (que para otros niños no tienen tanto mérito, pero para Samuel...) y entrega de diplomas.

La canción que cantó su clase fue el himno oficioso de Irlanda, el que se canta en los campos de rugby.

 


Samuel justo en el centro de grupo, donde se suelen colocar los niños más guapos y listos, ya sabéis (que a gusto se queda una diciendo estas cosas):



Luego la representación en irlandés y después la entrega de diplomas por parte de la directora.



Después helados, charlas con otras mamás o papás (que qué buena es la profe, que nos vamos de vacaciones a xxxx y luego mandamos a los niños a xxxx con los abuelos, que qué bueno es tu niño, y el tuyo más.... ya sabéis, charleta para pasar un ratillo - lo que aquí llaman chitchat). Y las fotos con los amiguetes - aquí con su amigo Adam:



La charleta de papás marca el fin del curso cada año - una oportunidad única para decirse hasta luego y desearse lo mejor para los meses de verano. Esta año no iba a ser menos: con el festival se acabó el cole ¡y empezaron las vacaciones!

En la próxima reseña os cuento las peripecias estivales de los warriors




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