De cómo ha transcurrido la temporada navideña

(Reseña escrita entre el 6 y el 13 de enero de 2013... ¡me lo tomo con calma!)

¡Feliz día de Reyes! Os tengo que decir que en Irlanda, el Día de los Reyes es muy descafeinado... por no decir inexistente. Aquí el prota indiscutible es Santa, así que es difícil mantener la tradición. Lo intentaremos, en cualquier caso, porque el 6 de enero siempre será el 6 de enero.

No hemos escrito en toda la temporada navideña, desde que os contamos que fuimos a Farmleigh House. Y tengo mil cosas que escribir y otras tantas fotos que enseñar. Así que empezamos por el principio y el que se canse, que lea en dos etapas

Justo la última semana de cole, los niños tuvieron sus festivales navideños. El de Samuel fue la tradicional reunión de padres, alumnos y vecinos en la iglesia del cole (que es también la iglesia del pueblo) para cantar los villancicos: como siempre estuvo muy graciosa - todos los niños cantaron muy bien, se portaron "medio bien" y disfrutaron un montón. Este año que Samuel ya forma parte del grupo de los mayores (los de primaria), tuvimos que quedarnos hasta el final (eran casi las 9:30h cuando salíamos de la iglesia y la hora se notaba, sobre todo en los gritos y las carreras de los más pequeños, Martín incluido) y en la cara de la directora, que iba adquiriendo un tono entre rojo y granate un tanto preocupante (el humo que empezó a echar por las orejas y los agujeros de la nariz no ayudaba mucho). 

Os dejo un vídeo, de mala calidad por cierto, porque Martín me estaba tirando del brazo para decirme algo, pero bueno, que sepáis que es uno de los villancicos que cantaron los niños de la clase de Samuel, que, como siempre lo hicieron estupendamente.



Unos días después tuvimos la fiesta en el cole de Martín, ¡sorpresa total! Nosotros nos habíamos preparado para el villancico de turno y los niños vestidos de pastorcillos o de renos, pero este año habían preparado.... ¡Cenicienta! y Martín era el príncipe... papel protagonista de verdad.

La tarde estuvo genial. Cuando llegamos, nos llevaron a una sala decorada para la ocasión, 



en la que hasta había un cartel hecho por los niños con el reparto (Martín es el segundo de la columna de la derecha)



Allí estuvimos un rato charlando con los consuegros (los papás de Marina, Cenicienta) hasta que llegaron los niños - empezó lo bueno.

Martín, guapísimo vestido de Príncipe, con corona y todo:



Marina, Cenicienta, en un rincón limpiando, muy en su papel:



Los amigos del alma de Martín, Lukas y Eoin eran las hermanastras!!!!! una risa, la verdad. De nuevo los vídeos no tienen demasiada calidad, pero tengo que subir dos que son dos joyas: uno del baile: el Príncipe baila con Cenicienta y en primer plano, las hermanastras bailan juntas. El segundo es del Príncipie probando el zapato de cristal a todas las chicas del reino, parece que a Cenicienta el zapato en cuestión no le entraba como un guante...¡brutal!






Hasta para saludar al final de la obra la montaron y se cayeron todos de culo:



La profesora, que se lo había currado un montón en las últimas semanas no sabía si reirse o llorar con el resultado, pero a todos en el público nos pareció un éxito.

Aquí os dejo una foto de Martín con su amigo Eoin (la hermanastra de los zapatos "chulos") que está muy graciosa. Nos hemos traído la corona a casa de recuerdo (se irá a la basura en la próxima mudanza, seguro, pero mientras tanto cada vez que la veamos nos acordaremos de la actuación)



Las fiestas se pasaron muy bien: tranquilas y ya disfrutando de la familia que había venido a visitarnos (Alice desde Madrid, Tato desde Barcelona y la prima Pía desde México).

En Nochebuena cenamos en casa, el "plato tradicional Tova-Guerrero": Raclette: no hace falta cocinar nada y está riquísima: sí, cumplimos a rajatabla la ley del mínimo esfuerzo. De primero, Pía nos hizo una crema de patata y puerro que estaba riquísima









Para la ocasión todos lucimos "uniformes navideños": los mayores y también los enanos.





Y ya de madrugada vino Santa y dejó un montón de regalos para todos bajo nuestro árbol (es que debajo del Belén no había sitio...), así que, aunque la noche anterior nos habían dado las 2 o 3 de la mañana, a las 7:30h estábamos todos ya levantados abriendo regalos...¡que vivan las vacaciones!



Santa se portó muy bien:








Las comilonas siguieron toda esa semana: para San Esteban vinieron a vsitarnos y a comer paella con nosotros los Torre con las dos niñas: siempre un placer tenerlos en casa. Los warriors estuvieron enseñando a Daniela y a Emma cómo jugar a los barquitos con el nuevo juego que les trajo Santa (olé por las ganas que le echó Martín en enseñarle a Dani... la pobre no se enteró de nada - no la culpo - pero le escuchó toda la explicación de principio a fin)



Mientras, Alice le enseñaba a Laura a cocinar paella:




La comida estaba buenísima y la tertulia, muy tranquila (como no puede ser de otra manera después de madrugones y comilonas) pero muy agradable



Un par de días después tuvimos a los Burke para cenar: los papás James y Elvi y sus cuatro churumbeles: James (compañero de clase de Samuel), Isabelle, Daniel y George. También genial! Más desmadre, porque había dfos enanos más, y eso se nota, pero nos apañamos.

La cena también de restaurante de  3 o 4 tenedores: tortilla de patata, ensalada y guacamole para empezar y pescado al horno de plato fuerte: riquísimo. 



De postre, nuestros invitados trajeron tarta de queso con chocolate, que estaba muy dulce, pero que entraba perfectamente con el café.



Lo mejor fue que los niños cenaron antes y mientras los mayores charlábamos un rato, se quedaron más o menos tranquilos (algunos) viendo una peli en el proyector



Pía hizo de niñera improvisada de George, el más pequeñito: ¡fue amor mutuo a primera vista!



A estas alturas de las fiestas ya estábamos tocando fondo: tanta comilona, bebilona y tan poco sueño estaban haciendo mella, así que nos tomamos dos días de relax y el 29 nos fuimos para Bellvedere House, en el pueblo de Mullingar a pasar el día (allí donde Swift se inspiró para Los viajes de Gulliver). Primera parada: la cafetería - vaya tela!



Sopas, tortitas,  trozos de pastel... no nos privamos de nada...  menos mal que luego nos fuimos a dar un paseito con chaparrón incluido por el bosque. Hasta chapoteamos en el lago



Así se pasaron las vacaciones: probando sitios nuevos, volviendo a sitios que ya conocíamos, comiendo, comiendo y comiendo.... no se puede pedir más no? 



hemos descubierto alguna que otra tradición navideña irlandesa: el vino caliente con azucar, cáscara de naranja y especias (nuestra sangría, pero en caliente) que está de la "muerta" y que hemos preparado siempre que hemos podido, y sobre todo hemos disfrutado de la Navidad y del placer de no hacer nada... por lo menos los días de fiesta.

¡Estamos deseando repetir!

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