San Patricio en Connemara

Como cada año ya desde hace unos cuantos,  nos vamos de Dublin para San Patricio. Ya sé que es la fiesta nacional y que viene gente de todas partes a vivirla aquí, pero preferimos el ambiente más tranquilo que se vive en otras zonas... y que sepáis que mucha fiesta nacional, pero el Taoiseach (primer ministro) la pasa todos los años en Washington porque en el Día de San Patricio de cada año le regala personalmente al Presidente de Estados Unidos una cesta de tréboles irlandeses (vamos, como si el Rey, en vez de presidir el desfile en el Día del Pilar se fuera a... regalarle aceitunas rellenas de anchoa al Primer Ministro australiano - eso sí, anchoas de Santoña, ¡de la mejor calidad!).

Nuestro fin de semana de San Patricio 2013 ha sido un fin de semana "mar y montaña", como el arroz. Y antes de contar más detalles os dejo dos vídeos que lo confirman:






Hemos estado en el condado de Galway, justo al Oeste de la isla, bañada por el Atlántico, en una área que se llama Connemara: naturaleza en estado puro. Un Parque Natural increíble y una costa espectacular.



Para que os hagais una idea, es como si a Dios, cuando estaba construyendo el mundo, en esa semana tan ajetreada que tuvo al principio de los tiempos, se le hubiese caído el martillo justo aquí... el suelo está como roto en mil pedazos, lleno de lagos con islitas, y la costa es totalmente irregular, de acantilados escarpadísimos junto a playas de arena blanca y fina, como la que se ve en el vídeo. 



Desde luego digno de ver, pero con abrigo y bufanda, porque a Dios aquí también se le olvidó cerrar la puerta y hace un viento que espanta.




Pues allí nos fuimos, al pueblo de Clifden, la capital de Connemara, a una casita muy mona que habíamos alquilado para tres noches (viernes, sábado y lunes), que tenía unos columpios y un mini golf y una pista de tenis que también tuvimos tiempo de utilizar.



Y por allí estuvimos los tres días, explorando el terreno (que ya habíamos visitado alguna vez más, pero no tan a fondo):

El primer día estuvimos visitando el pueblo de Clifden, fuimos a hacer una ruta en coche por los alrededores y luego estiramos los pies en el Parque Natural  de Connemara: nos encantó lo que vimos.

El pueblo de Clifden es pequeño, pero muy bien cuidado: ya entró el año pasado en el concurso de ciudades limpias de Irlanda y quedó muy bien situada. Su objetivo es ganarlo este año, ¡y se nota! Es el típico pueblo de foto de guía turística: todas las casitas pintadas de colores, con flores por todas partes, papeleras (en Dublin hay poquísimas), muy mono, sí señor. 



En Clifden encontramos un café, el Walsh's totalmente sacado de una peli de los años 70 (por lo menos el papel pintado de las paredes), pero que estaba estupendo, así que allí desayunamos antes de irnos de rutas



La primera ruta en coche, justo al lado del pueblo por la Sky Road: las vistas son espectaculares y además aunque hacía un frío loco, el sol nos acompañó todo el tiempo, así que no podíamos pedir más. Aquí si notamos lo del martillo que se cayó desde arriba....



La segunda ruta fue ya dentro del Parque Natural de Connemara: Este Parque Natural es uno de los seis (oficiales) que hay en Irlanda. Es relativamente pequeño, comparado con los otros: 30 m2, pero  merece la pena visitarlo. El paisaje es curioso: no encuentras la vegetación más densa del centro de la isla, pero es bonito. Las montañas están bastante peladas, supongo que por la acción continuada del viento... al llegar aquí se entiende perfectamente lo que nos contaban cuando nos vinimos a vivir a Irlanda: la isla está formada por roca y turberas, así que es difícil que crezca, de forma natural alguna otra cosa que no sean patatas o zanahorias.



Allí pasamos el final del día y luego a casa a descansar. 

El segundo día -que salió medio lluvioso- decidimos pueblear. Nuestra primera parada fue la Abadía de Kylemore: el edificio más impresionante con diferencia  que yo he visto en Irlanda. 



Lo construyó un comerciante inglés a finales del siglo XVIII, que conocía la zona porque por aquel entonces (y todavía ahora) era muy popular entre los aficionados a la pesca. El comerciante y su mujer pasaron aquí su luna de miel y ya  no se fueron. Dicen que fueron años de mucha prosperidad para los habitantes de Connemara, porque el señor les ayudó a mejorar en todos los sentidos, pero su mujer y su hija fallecieron y el castillo se vendió. Tras algún dueño intermedio que descuidó la finca y la dejó llena de deudas y de goteras, en 1920 una congregación de monjas benedictinas lo compró... por 45.000 libras! las monjas buscaban un sitio donde asentarse, porque su abadía, en Ypres (Bélgica) había quedado totalmente destruida en la Primera Guerra Mundial. Desde entonces, se han encargado de restaurarla y cuidarla como en su primera etapa. Hasta hace solo un par de añitos, llevaban un internado para chicas de mucho prestigio... también tienen mucha fama los estofados que hacen para comer!!!! Nosotros esta vez no nos paramos a probarlo, ¡pero volveremos! Las fotos no hacen justicia al sitio, que es de verdad impresionante



Después de Kylemore, fuimos a conocer el pueblito de Leenane, que es donde se encuentra el único fiordo de la isla: el fiordo de Killary. Hacía un frío penetrante e incluso caía algun copito de nieve, así que del coche a hacer la foto y luego a la cafetería a tomarnos una sopa de verduras calentita y unas hamburguesas. Luego al coche de nuevo a recorrer el fiordo en coche.



Vimos cosas curiosas: el lago de Doolough, el segundo más profundo de Irlanda, negro como el carbón y con una historia más oscura todavía, de la época de la hambruna, que podeis leer aquí, en este relato tan bien escrito que he encontrado.



Puebleando nos volvimos a casa, pero hicimos una última parada en el Lago Corrib, el más grande de Irlanda, que dicen que tiene una isla por cada día del año! a Martín le encantó el agua. 





Por cierto pasamos junto a Cong, el pueblo donde se rodó "El hombre Tranquilo", con John Wayne y Maureen O'Hara, y por la que John Ford consiguió un Oscar. Ya sabéis que John Ford era irlandés (en realidad se llamaba Sean O'Fearna) y también Maureen O'Hara (dublinesa, de aquí cerquita de casa)..

Nuestro último día los dedicamos a las playas. Habíamos leído en nuestra guía Lonely Planet que si el clima fuera más cálido, las playas serían similares a las caribeñas, y nosotros muertos de risa, por los comentarios, pero claro, vimos esto y se nos cayeron las mandíbulas hasta el suelo, se nos salieron los ojos de las cuencas y casi que nos ponemos el bañador y nos tiramos al agua ¡que estaba cristalina!




Por allí estuvimos jugando hasta que nos tuvimos que volver a Dublín.




Qué de cosas hemos visto, y qué chulas - eso es lo bueno de esta zona: siempre que vienes descubres nuevos sitios, tan bonitos o más que los que ya conocíamos. Seguro que volveremos... ¡nos falta probar el estofado de las monjitas de Kylemore!

Hicimos millones de fotos, así que he preparado un montaje. La música, de Paul McCartney porque Paul McCartney (como casi todo el mundo) también era medio era medio irlandés, por parte de madre. Así que es casi como decir que hemos utilizado "música de la tierra" :-). Espero que os guste






¡Cumplimos años!

¡Casi dos meses! Creo que desde empezamos a escribir nuestro blog nunca había tardado tanto en actualizarlo....

Esta tarde me he puesto, porque en estos días celebramos nuestro aniversario irlandés: unos cuantos añitos ya por aquí y lo hemos celebrado en uno de nuestros parques favoritos: St Anne's Park.



St Anne's es un parque gigante al norte de Dublin, en la costa, en el barrio de Clontarf. Uno de nuestro primeros descubrimientos cuando vinimos a vivir a Dublin. Es el claro ejemplo de que no te tienes que hacer kilómetros y kilómetros en el coche para disfrutar de la naturaleza - llegas allí y te dan ganas de hacerle fotos hasta al cartel de "no aparcar"!!!! Me contengo, claro... pero sí tenemos muchas fotos preciosas tomadas allí:



A mí me gustan especialmente las fotos de otoño porque los árboles tienen un color increíble



Durante nuestro primer verano, nos veníamos aquí con la cesta de picnic, la manta y la cometa los domingos soleados a pasar el día. Solo con Samuel, claro: Martín todavía ni era proyecto...




Aquí hemos venido con sus primeros amiguetes (Hugo, Bjorn...)



se soltó a darle a la bici (todavía con ruedines, claro).



Ahora, cuando vamos, sigue llevándosela porque la verdad es que el parque tiene unos caminos muy bien asfaltados que da gusto pasear.



Martín es distinto: el tío es vago hasta decir basta y le encanta llevarse la bici al parque, pero para la foto,



porque luego como le gusta estar es en estado contemplativo...



o directamente tumbado como una salchicha (él mismo lo dice!)...eso sí, en el parque de St Anne's :-)



Vamos, que para que el enano se haga en bici la distancia que hay desde la puerta del parque hasta los columpios, hay que rogarle de rodillas y prometerle tres o cuatro mini fuets. Nos ha salido gracioso, pero deportista nato... definitivamente no

A mí me encanta este parque los sábados por la mañana, ¡porque hay mercadillo! No es como el rastro, eh? tiene sobre todo comida artesanal y cositas hechas a mano, pero por lo menos me doy un paseíto y me quito el mono



mientras los hombres de la casa juegan al fútbol.






Cuando termino, nos comemos una crepe en uno de los puestos del mercadillo



y nos vamos a la zona de columpios que está genial y allí bajan la comida y queman energía.



En los columpios estamos hasta que ya sus cuerpos no les permiten más esfuerzos. Entonces tiramos para casa a descansar un poco, todos satisfechos por el tiempo bien empleado en el parque (quemar energía es SIEMPRE una buena idea con los warriors).

Seguiremos cumpliendo algunos años más por aquí... y supongo que seguiremos visitando uno de nuestros parques favoritos de la ciudad: St Anne's. Si os pasais a visitarnos, os llevaremos.



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