Los artistas de la familia

En casa tenemos tres artistas... ¡Ya no me preocupo más por su futuro! si no quieren ir a la Universidad cuando toque, ya sé que se van a poder ganar la vida en el mundo del espectáculo.

Siempre pensé que Martín acabaría en el circo...¡de payaso!, porque le sale natural, pero el otro día pude grabarle en su faceta de cuentacuentos (en español y en inglés) que se le da estupendamente también. Normalmente solo muestra esta faceta cuando está en la bañera. Aquí está el testimonio:






Por otro lado, el otro día Edu y Samuel nos tenían muertos de la risa con sus conversaciones telefónicas a lo "Encarna de noche". Pude grabarles un poquito y aquí os lo dejo.



Lo dicho - de aquí al estrellato.

Halloween en el campo

¡Qué ganas tenía de escribir esta reseña! Por fin acabo de encontrar un poquillo de tiempo hoy para hacerlo.

Hemos descubierto un sitio chulísimo al ladito de Dublín: Belvedere, a una hora en coche de aquí, en un pueblo que se llama Mullingar.

Belvedere es una finca enorme, que en su día se diseñó y construyó como la casa de campo del primer conde de Belvedere, allá por 1740. La verdad es que lo poco que queda de la construcción original no está mal, pero no dice mucho,


pero los jardines y la zona del lago y del bosque son preciosos, sobre todo en esta época del año.



Nunca habíamos ido, pero el finde pasado organizaban un evento de Halloween y para allá que nos fuimos, bien abrigados, con botas de agua y con los bocatas en la mochila. Y volvimos (yo por lo menos) encantados de la vida.

Ya desde la entrada, la carreterita que lleva al aparcamiento promete:


Y la bajada a la casa desde el parking también es maja



Nada más entrar y antes de empezar a explorar la finca, hicimos nuestra parada obligatoria - desayuno en el café:



Muy majete el café, está en una galería muy amplia, y el desayuno nos gustó mucho: nos tomamos unas cookies, un "pudding de pan y mantequilla" (básicamente tres torrijas una encima de la otra) que estaba "de la muerta". El café y el chocolate calentito también pasaron el test con nota.



Con la panza llena nos fuimos a explorar. El evento organizado era el siguiente: se habían escondido por todas partes de la finca chuches y elementos decorativos varios - quien los encontraba ¡se los quedaba!. Nosotros, primerizos en estas lides perdimos un montón de tiempo en desayunar, así que cuando empezamos a buscar ya estaba todo más que arrasado (buaaaaaaaa!), pero pudimos encontrar una bolsa de patatas, un bote de caramelo líquido y unos cuantos esqueletos de decoración.





Como tuvimos que caminar para arriba y para abajo, nos dio para conocer gran parte del parque.... ¡y es la bomba!. Además la época del año es la mejor para visitarlo, sobre todo si tienes la suerte que tuvimos nosotros de ver un poquito el sol. 






El lago tiene toda una anécdota que contar: en una aldea en la otra orilla de lago, pasaba sus veranos Jonathan Swift, el autor de Los viajes de Gulliver, que ya sabeis que fue deán de la catedral de Dublín durante años (y si no lo sabíais, ya lo sabeis).



La aldea se llamaba Nure y ahora se llama Lilliput :-). Cuentan los locales que la inspiración para el libro de Los viajes de Gulliver le vino un día que estaba pescando en su barca en medio de este lago y vio que los habitantes de Nure a esa distancia eran muy muy pequeños... a partir de ahí tiró de imaginación, y ya sabeis el resto de la historia. Lo del cambio de nombre de la aldea era de esperar, claro. Me pareció muy curiosa la anécdota (tía Cris: la puedes robar y contarla en tu blog!, con fotos y todo). 



Y no me enrollo más, aunque hay muchas más fotos chulísimas, que ya os enseñaré en otro momento. Volveremos pronto, porque cuando estuvimos por allí leímos que Santa establece su base irlandesa este año en Belvedere House, así que nos pasaremos a saludarle... y os lo contaremos.

Disfrutando del aire libre en las últimas semanas: Marlay Park

¡Brrrrrrr! Aquí hace ya un frío que pela. Con el cambio de la hora ya nos ha cambiado a todos el ánimo a "invernal", pero también ha cambiado la temperatura de manera bastante notoria. Por las noches no pasamos de 1C y de día andamos por los 7C, pero con mucho viento y una humedad tremenda... menos mal que ya dentro de nada vienen los Reyes (y Santa) y en seguida tendremos que cambiar a "ánimo navideño".

Por lo menos el mes de octubre se ha portado muy bien, climatológicamente hablando, y hemos podido disfrutar de sol y juegos/paseos al aire libre que nos han venido genial a todos.

Justo el sábado siguiente a la semana de los cumpleaños decidimos pasar el día en Marlay Park: ya habíamos ido varias veces y nos gusta un montón. Es un parque gigantesco que está en el barrio (antiguo pueblo) de Rathfarnham, al sur de la ciudad. Me gusta porque parece que no tiene fin: mires hacia donde mires hay campo. 



De hecho es el punto de partida de uno de las rutas de montaña de gran recorrido más importantes de Irlanda: el Wicklow Way, que recorre la cordillera de las Montañas de Wicklow en  unos cinco días (me suena muy fuerte decir cordillera cuando la montaña más alta de la isla tiene apenas 1.000m y ni siquiera está aquí, sino en el Sur, pero bueno, ellos la llaman así, pues ya se darán cuenta de lo que tienen cuando visiten el K2).

Me centro en lo mío: el Marlay Park. Chulo y grande donde los haya (ojo al dato - tiene 5 campos de hurling, 6 campos de fútbol, uno de cricket, pistas de tenis y hasta un campo de golf de nueve hoyos, aparte de hierba y más hierba), así que los warriors y Edu se llevaron las bicis y la pelota para quemar energía (que no grasa) y disfrutar del día espectacular con el que amaneció Dublín.



Una de las cosas que más me gusta del parque es el mercadillo: no es como los de España. Normalmente aquí los mercadillos son de comida "orgánica" (que alguien un día me enseñe como es la fruta inorgánica... pero bueno, que me voy de nuevo), panadería/repostería casera, quesos, aceitunas... y luego puestos de comida tipo crêpes, hamburguesas, comida india y demás, incluso alguno de tapas made in Spain.



La verdad es que me gustan mucho estos mercadillos porque son muy coloridos y siempre hay muy buen ambiente. Cuando llegamos al parque, me escapé a dar una vuelta mientras los hombres se quedaban dando una vuelta con las bicis.




Después más bici, jugar al fútbol y al frisbee, 



comer unas crêpes recién hechas, 



una vuelta por los jardines Regency (justo detrás del café, muy bonitos, la verdad, sobre todo con el sol de primera hora de la tarde) 



... y a casa a descansar - mejor dicho, al coche a descansar, porque los warriors se quedaron sopa nada más sentarse y Edu como que daba cabezazos. Esa noche dormimos todos de maravilla. Esperemos que todavía el tiempo nos permita disfrutar de más días como ese... aquí hay un dicho: no es que el clima sea malo sino que la gente no va adecuadamente vestida, así que nos aplicaremos el cuento y este invierno no va a haber nevada que nos detenga! Ya vereis las fotos


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