Dublín parriba, Dublín pabajo I

Vaya trajín que nos traemos estas fiestas. Agotadita estoy solo de pintar en el mapa nuestros itinerarios de los últimos días...


Ver Navidad 2011 en un mapa más grande

y nos mola, eh? que cada noche los "adultos" nos juntamos felices como tiernas e inocentes criaturas pensando el sitio a donde vamos a dirigir nuestros pasos - o más bien nuestro coche - el día siguiente. Pensamos en sitios chulos para visitar, o donde los warriors puedan quemar ese exceso de energía con el que se levantan cada día y del que hay que deshacerse cuanto antes para preservar la salud mental de toda la familia; también planeamos sitios para el avituallamiento o, si es que vamos a comer en casa, ideamos posibles menús rápidos, fáciles y equilibrados que podamos hacer entre todos y a gusto de todos... como veis, no dejamos ni un cabo suelto. Por cierto - IMPORTANTE - aunque ya sabéis: si hacéis click en cada iconito, veréis una foto y la fecha en la que estuvimos en el sitio.  si queréis ver el mapa más grande, hacer click en el link de "Navidad 2011" que hay justo debajo del mapa.

Y lo mejor es que no se nos da nada mal la planificación, así que yo creo que de esta montamos una agencia de organización de vacaciones familiares por estos rincones por los que andamos pasando el rato (maduramos la idea en estos días y ya os contamos en reseñas futuras).

El viernes pasado por la noche aterrizó Tato, y ya el sábado 24 por la mañana metimos la cantimplora, las medias noches y las "pachuches" en la mochila y cogimos carretera: Dublín parriba, hacia el Newbridge Demesne en el pueblo de Donabate.



No os voy a contar nada sobre Newbridge porque ya lo he hecho en alguna reseña pasada - seguro que os acordáis: tiene una zona de columpios que si fuera restaurante tendría por lo menos un par de estrellas Michelin, porque es amplia, moderna, adaptada a niños de todas las edades y construida con mesitas y cuartos de baño pensando también en los papás que nos pasamos las horas muertas viendo a los niños brincar. Esta vez, en cambio no fuimos a los columpios. Decidimos "innovar" y pasar a ver la granja que tienen y que nunca antes habíamos visitado por dentro.



La granja está realmente maja: es muy grande y tiene muchos bichos. Los pavos reales campan a sus anchas por el lugar




y nos vinieron muy bien para que los warriors los vieran al natural y comprobaran que solo los pavos malos remalos de Kung Fu Panda 2 tienen patas y alas plagaditas de cuchillas y los demás son inofensivos.



También vimos un portal de belén ¡con mulas de verdad!, aunque tengo que decir que pasaban bastante del tema interpretativo en el belén semiviviente que se montaron los granjeros, porque iban a lo suyo comiendo su heno y echando muy de vez en cuando miradas a los visitantes en plan "humano, me estás molestando", que nadie se quedaba observando más de un par de minutos.




Aparte de eso vimos cabras, gallinas, pajaritos de todo tipo y plumaje y un estanque enorrrme lleno de patos y con gallinas punks a su alrededor (sí, sí, punks), y si no os lo creéis, mirad la foto.



Salimos de la granja para volver a la mansión, porque nos habían prometido que Santa saldría a saludar a todos los niños. Esperamos 5 minutos y la puerta se abrió. Santa salió,



saludó, dio caramelos, besos, estrechó manos, escuchó peticiones de última hora y se montó en un tractor John Deere para ir a dar de comer a sus renos y prepararlos para la dura noche en la que estarían trabajando sin descanso para repartir regalos a todos los niños.



Nos invitó a seguirle y poder ver a Rudolph y a sus colegas, y allí que nos fuimos casi todos, siguiéndolo al más puro estilo Flautista de Hamelín. Martín, muy con los pies en el suelo dijo que hacía mucho frío y que él se iba al coche, y con él se fueron papá y Edu. Los demás decidimos seguir a Santa. Samuel disfrutó mucho viendo comer a los renos, y estuvo anotando mentalmente el piscolabis que tenía que dejar preparado a los animalitos para cuando les tocara hacer parada en casa.



Después de Newbridge, nos fuimos para casa a comer y prepararnos para la fiestorra nocturna.

La noche llegó y todo salió según lo previsto: la cena no requirió mucho esfuerzo físico por nuestra parte - era raclette, así que sólo tuvimos que comprar el queso, la carne, las patatas, las verduras y poner cada cosa en platos.



Ya sé, ya sé, podíamos haber puesto el mantel de hilo bordado, los platos de porcelana china y la cubertería de plata...es que donde hay confianza, ya sabéis. En cualquier caso, la cena no habría estado mejor, seguro!

A todos nos gustó, así que hemos decidido que a partir de ahora el plato tradicional de nochebuena en esta familia será la raclette. De postre, la tía Alice se curró una tarta tatin que estaba espectacular. Yo me la tomé con nata montada sabor baileys y la mezcla me encantó. 



El día de Navidad amaneció muuuy temprano. Santa se pasó por casa y dejó alguna cosita para todo el mundo. Samuel le oyó salir (es lo que tiene ser proletario y vivir en un apartamento sin chimenea, que Santa tiene que salir por la puerta como el resto de los mortales y claro, Samuel escuchó el portazo) e inmediatamente se levantó a ver si había alguna cosita para él. Tres minutos después ya estábamos todos junto al árbol, intentando terminar de despertarnos mientras  Samuel, haciendo uso de sus recién adquiridas habilidades para la lectura, repartía regalos a diestro y siniestro. Tengo que reconocer que siempre he tenido mis reservas con respecto a Santa, pero este año me ha demostrado que tiene un corazón de oro, y que a los niños que "no se portan del todo bien" durante el año, les da una segunda oportunidad y les trae regalitos igualmente, ¡qué señor más bueno!




Los presentes nos encantaron a todos. Samuel andaba feliz con su máscara de clon de Star Wars y su arma de ídem.



A Martín también le esperaba un arma de Star Wars, un patinete de McQueen y para los dos había una pista tipo Scalextric pero con MacQueen y sus colegas.



Edu, estaba felíz con su abrigo nuevo y su helicóptero (que los warriors miraban volar atontolinados)




A los mayores nos cayó algo también, así que todos tan contentos.

Este año tampoco, ninguna de nuestras fotos ha sido seleccionada para el premio Pulitzer (cachissss)... y es que no hay más que ver las caras de los reporteros gráficos del evento! ¿que si estaban dormidos? ummmmm, yo diría que les sacaron de la cama a empujones...



Por la tarde vinieron Izaskun, Miguel y Lala. Estuvieron un ratito y se tomaron un café y un trocito de tarta (Izaskun y Miguel) y nuestra alfombrilla de la terraza (Lala). Como siempre pasamos una tarde de lo más agradable con ellos y pudimos comprobar como la relación de los warriors con Lala se va normalizando: ya no hay carreras para arriba y para abajo, ni hay que bajar a Martín de la lámpara del techo ni nada de esas cosas tan estridentes que pasaban antes - ahora su relación es completamente pacífica y todo es paz, harmonía y buen rollito entre los tres.

Día 26, San Esteban. Todos al coche - Dublín pabajo: vamos a Dún Laoghaire a visitar el Festival de Navidad que han montado por allí y que anuncian como lo más de lo más. En realidad no esperábamos gran cosa, pero el pueblo es muy chulo y sólo por caminar un ratito por el paseo marítimo, merece la pena la visita. El festival resultó majete, aunque muchas de las casetas estaban cerradas así que vimos las que estaban abiertas, y luego estuvimos en los columpios y en las atracciones de la feria un rato



y después a comer! - vaya vicio, nos pasamos el día comiendo - y a llevar a Tato al aeropuerto, que él no tenía más que el fin de semana de vacaciones. El finde con el tío ha sabido a poco, pero seguro que muy pronto nos vemos de nuevo!

Corto aquí la primera parte del cuento de nuestras aventuras navideñas porque esto se está alargando demasiado. En la segunda parte mucho más rollo y muchas más fotos.

Por último, con todos ustedes, las fotos del día de nochebuena




y las del día de Navidad y San Esteban




Felíz Navidad, próspero año y mucha paz y amor para todos vosotros de parte de los warriors y sus papis. ¡Este es nuestro año! Disfrutadlo a tope, cada uno de sus 365 días. Nosotros lo vamos a hacer y ya os lo contaremos


Navidades en Dublín con la familia

Ahora sí que sí, ya estamos de verdad en Navidad! Las calles por el barrio están decoradas desde hace unas semanas 



y en casa ya hemos puesto el árbol!



con su estrella - bueno, su gallina Caponata - en la puntita de arriba (guauuuu)




aunque todavía nos queda el belén... (prometo ponerlo hoy) y hay un ambiente de lo más festivo por todas partes. No sé si os habéis fijado, pero Martín y Samuel han ayudado en la decoración. Martín puso algún adornito por abajo... 



y Samuel más arriba, con Darth Vader y la "estrella de la muertA"



Por supuesto, nosotros también seguimos el ritmo y ya estamos totalmente empapados de espíritu navideño, comidas navideñas, compras navideñas, visitas navideñas y todo lo navideño que nos vayamos encontrando a nuestro paso :-)

El pistoletazo de salida de la temporada lo dio la llegada de la tía Alice y de Edu. Como siempre un acontecimiento de lo más celebrado por los warriors, que veneran a su primo Edu. Aterrizaron el Dublín el miércoles 21 por la noche, y ya el Jueves empezamos nuestra temporada festiva particular.

Primera parada: el mercadillo de navidad justo al lado del cole de Martín. El jueves Samuel tuvo clase hasta las 12 de la mañana; fuimos a recogerlo (a él y a su amiguito James Bourke) y después de una corta parada en casa para dejar las mochilas, jugar un poco a Star Wars de Lego y comernos un plátano, nos fuimos al Dart, rumbo Connolly Station.



El mercadito navideño de aquí es pequeño...nada comparado con los alemanes, pero tiene su encanto: me encanta el olor a comida que se nota ya desde la estación del dart - te abre el apetito de forma inmediata! esta vez no iba a ser menos, así que nada más llegar nos metimos para el cuerpo unos perritos calientes y una bebida en un puesto de la entrada y después comenzamos la visita.



Estuvimos en el tiovivo, donde los peques dieron un par de vueltas, luego bajamos y vimos los puestos de gorros, uno de fotos de perros, nos tomamos un vino caliente (sólo las mamás) que estaba estupendísimo, escuchamos la música que estaban tocando en vivo, los niños se tiraron por el tobogán gigante, qué más? qué más? ah! lo más importante de la feria: estuvimos en un puesto en el que había que enganchar un pingüino con un ganchito y te daban un regalo. Los niños probaron 



y con una pequeña ayuda por parte de Edu, se sacaron unas escopetas al más puro estilo Oeste Americano que les dieron ya para jugar el resto de la tarde. Lo demás ya todo pasó a un segundo plano desde que se pillaron las escopetas. Jugaron a dispararse entre ellos, a disparar a la pobre gente que estaba visitando el mercadillo y también jugaron a comandos, liderados por  el capitán Edu. 



De allí nos fuimos a recoger a Martín - al que también Edu había sacado una escopeta igual que las otras - y así, jugando a comandos nos fuimos al dart y de vuelta a casa. Cuando llegamos, los peques siguieron jugando, ya más tranquilos con los juguetes de los warriors, luego cena y paseíto para devolver a James a su casa. Allí estuvimos un ratillo charlando con su mamá mientras los enanos seguían a lo suyo, y luego vuelta a casa, a ponerse los pijamas y directamente al sobre. Vaya día... los warriors siempre se lo pasan bien cuando está Edu, y mucho más esta vez, que además estaba James! Estas navidades empiezan con buen pie :-)

El viernes lo pasamos de forma tranquila. Por la mañana en el súper, haciendo la compra de la cena de nochebuena y por la tarde en otro mercadito navideño, esta vez en el barrio de Tallaght, que pintaban estupendamente en la publicidad pero que resultó ser un poco cutre... bueno, aún así se pasó bien la tarde porque acabamos merendando en un Eddie Rocket, que les encanta a los peques, así que todos felices. 

Por la noche llegó el tío Tato a pasar el fin de semana.... vaya alegría para todos! De cómo pasamos nochebuena y navidad, os lo cuento en la siguiente reseña, que sino esto se me alarga muchísimo.

Os dejo las fotos de nuestra primera etapa navideña en el mercadillo. Como siempre, espero que os gusten. Un beso a todos! 




Llenos de eventos prenavideños

Estas últimas semanas han estado cargadas de eventos prenavideños para los warriors, que han venido a llenar sus agendas ya habitualmente bastante ocupadas.

El lunes pasado tuvimos la "clase abierta" de violín del grupo de Samuel, en la nueva aula de música del cole. Una sesión muy graciosa, como siempre.



La verdad es que, intentando dejar a un lado la pasión maternal que me suele embargar en estas ocasiones, tengo que decir que en el área acústica no se notan demasiado los avances con respecto al curso pasado, pero lo que sí es asombroso es lo bien que los enanos se manejan con los violines: el año pasado, coger el instrumento se les hacía un mundo - les daba miedo que se cayeran al suelo y no sabían muy bien como colocar la barbilla o como mover el arco. Este año todas esas dificultades están superadas, y ya que se han familiarizado con cada parte del violín, ahora están empezado a aprender cómo tiene que sonar aquello...y es que no debe ser demasiado fácil, o por lo menos no lo parece.

Les tienen toda la hora haciendo ejercicios mecánicos tipo "dar cera y quitar cera" de Mr Miyagi en Karate Kid - subiendo y bajando el arco sin violín y con violín para que asuman el movimiento como algo natural




y ya lo hacen muy bien!




estoy segura que en unos meses el sonido será mucho mejor... o sinceramente eso espero por el bien de todos, pensando más que nada en un futuro no tan lejano cuando los peques se puedan traer los violines a casa para practicar. En cualquier caso, los niños están encantados con las profes, y a todos les gusta la clase de música, así lo que ya se ha conseguido es admirable.

Tratado nuestro primer evento prenavideño en la agenda, pasamos al siguiente: el jueves pasado por la noche fuimos a ver a los niños del cole de Samuel cantar villancicos en la iglesia. Ya os acordáis que el año pasado también hicimos una reseña sobre el mismo evento.

Cuando llegamos - y por una vez llegamos a tiempo - la iglesia estaba a reventar. Todos los bancos ocupados, niños corriendo por todas partes, gritos, risas, llantos de bebés.... 



un ambiente de lo más agradable y festivo, aunque en algún momento me pareció ver al nuevo párroco echando espuma por la boca y con convulsiones... creo que esa noche realmente comprendió el significado de aquel pasaje bíblico en el que Jesús se mosquea en serio y expulsa a los mercaderes del templo. Gracias a Dios, nunca mejor dicho, la cosa no pasó a mayores y cuando parecía que el tema se desmadraba demasiado, la directora tomó las riendas de la situación, agarró el micrófono y restableció el orden (no os podéis imaginar cómo se respeta a la directora en el colegio...).

La ceremonia empezó con la actuación de los más pequeños: Junios Infants y Senior Infants. Siguiendo la tradición de hace muchos años, cada niño hizo un adornito propio que los profes se encargaron de colgar en el enorme árbol de Navidad justo al lado del altar y luego cantaron un villancico por cursos. Por cierto, en el vídeo la profe de Samuel, Miss Russell, es la que aparece en primer plano con un abrigo granate y negro y gafas. Muy maja ella




Este año, como novedad, los niños del curso de Samuel cantaron parte del suyo en gaélico y cuando terminaron la directora les agradeció el esfuerzo que pusieron en aprenderlo, porque debe ser la leche de complicado...




Después vinieron las actuaciones de los mayores, que aparte de cantar tocaron el violín y la flauta y además hicieron una pequeña representación allí mismo, donde son los mismos niños los que hacen de José, María y el resto de la tropa. Curiosamente no parece que haya mucho cachondeo con aquel al que le toca el papelón de María... les deben tener a todos más que amenazados con el tema, y al que le toca le ha tocado y los demás a callar, porque no pudimos captar ni una risa burlona ni un mínimo movimiento de labios que indicase otra cosa que no fuera admiración por el actor elegido... raro, raro, raro.



El evento acabó tarde, pero nosotros nos retiramos un poco antes del final, porque Martín estaba todavía un poco tocado por la tos y no queríamos forzar. A las 8:30 salimos sin hacer ruido, directos a casa a cenar algo y en seguida a la cama.

El sábado fue un poco raro: papá se había ido el viernes por la noche de cena navideña, que duró hasta el sábado a mediodía - por cierto, se alquiló un esmoquin! en cuanto tenga alguna foto la cuelgo - así que por la mañana los warriors y yo estuvimos pintando y aprendiendo. Tengo colgar los vídeos de lo que estuvimos haciendo porque me encantan: con Martín estuvimos aprendiendo los números




y con Samuel los planetas del sistema solar - geniales! (de nuevo, no es pasión de madre, of course not):




El domingo tuvimos de nuevo evento, esta vez un brunch navideño con los amigos. Ya es el cuarto año que lo organizamos y se está convirtiendo en un clásico: comida todos juntos en algún restaurante con espacio suficiente para que los peques puedan moverse un poco y luego intercambio de regalos del "amigo invisible" que, por cierto en Irlanda se llama Kris Kindle. Lo que hacemos distinto cada año es la asignación de un regalo a cada participante, pero al final todos nos llevamos regalo a casa, un detalle de algún otro miembro del grupo de amigos, que es lo importante.



Este año ha habido otra novedad: hemos perdido a los Rodrigues da Silva-López, que se fueron en verano a vivir a Londres y hemos incorporado a los Lebedev: Anatoli, Karen y el pequeño Igor, que seguro que recordáis de otros posts. La comida estuvo estupenda, muy larga, como siempre, porque somos muchos y muy poco organizados para pedir la comida, pero muy agradable, como todos los años. Esta vez elegimos un restaurante que se llama Gourmet Food Parlour, y que está a las afueras del pueblo de Malahide, justo a la orilla del mar (tiene un sitio increíble), que cumple todos nuestros requerimientos, incluso tiene una zona infantil para que los peques jueguen mientras los padres comen.



Al final, la distribución de regalos, que esta vez parece que fue más sencilla que otras veces.



Y además los niños estuvieron especialmente tranquilos, sobre todo al final, totalmente absorbidos por Pocoyo en el iPad de los Sperl



A eso de las 3 y pico nos fuimos ya para casa a echarnos la siesta y recuperar para el lunes que tocaba de nuevo madrugar para ir al cole.

Por último el martes tuvimos la fiesta de Navidad en el cole de Martín. Esta vez, mini-warrior hacía de reno.. aunque en casa no estábamos muy convencidos de que quisiera actuar, porque por lo visto en otras ocasiones, parece que los escenarios no son lo suyo. En cualquier caso, y aunque sin esperanzas de verle en escena, allí estuvimos papá, mamá y Samuel para animarle y aplaudirle. Este año, no hicieron una representación familiar, sino más bien un cuento inventado en el que la mayoría de los niños hacían de renos...y Martín actuó! de hecho hasta nos saludó desde el escenario cuando nos vio, los nervios templados como el más experimentado de los actores.




La obra, un descontrol como cada año, con la mitad de los niños llorando, la otra mitad a su bola, pero haciendo mucho ruido, el 100% de los padres  junto con abuelos primos, tíos y demás familia  haciendo fotos a todo lo que se mueve (también nosotros, por supuesto) y las profesoras dejándose la voz y la paciencia para que todos nos echásemos para atrás y que pudiera entrar todo el mundo a ver la obra (algo harto complicado porque éramos ciento y la madre, pero vamos, que si los empleados del metro tokiota lo consiguen a diario, ellas no iban a ser menos). Resultado: los niños encantados porque al final siempre viene Santa y les da un regalito,



los padres con las babas caídas porque sus niños son un portento de la interpretación teatral navideña y respecto a las fotos... ninguna se salva: todas movidas, oscuras o con cabezas de otros papás por medio. Aún así, nosotros las colgamos, porque también son un recuerdo valiosísimo que no queremos deterrar tan fácilmente de nuestras memorias.



El miércoles por la noche aterrizaron en Dublín Alicia y Edu que vienen a pasar las Navidades con nosotros. Ya hemos hecho muchas cosas con ellos, pero eso mejor lo dejo para la siguiente reseña que esta ya se está alargando demasiado. Espero que os gusten las fotos y si es así, que nos dejéis un comentario, aunque sea cortito.

Un beso a todos




¡Frohe Weihnachten desde Hamburgo!

El fin de semana pasado nos fuimos a Alemania, a Hamburgo más concretamente, y ¡nos gustó un montón! No es que eligiéramos el destino así, al azar... es que nos invitaron nuestros amigos Luis y Sarah, os acordáis de ellos, ¿verdad?

Luis y Sarah fueron los primeros amigos que hicimos cuando llegamos a Dublín. Ellos llegaron más o menos en la misma época y los primeros fines de semana que pasamos por aquí, lo pasamos con ellos, visitando el centro, conociendo pueblitos...



Ellos se fueron de Dublín hace ahora dos años -seguro que recordáis que escribimos un post para su despedida (en la foto el día de su fiesta de despedida)



pero hemos mantenido el contacto, y ya el año pasado nos animaron a visitarles para Navidades. Entonces no pudo ser porque Martín tenía el pasaporte caducado, pero este año lo hemos preparado con tiempo y....bueno, nos hemos ido a verlos!

Hamburgo es, ya sabéis, una ciudad situada al Norte de Alemania. A lo mejor no sabéis que es la segunda ciudad más poblada de Alemania, después de Berlín, y que además es ciudad-estado (uno de los 16 estados federados de Alemania). Está asentada a orillas del Elba, el Alster y el Bille y su puerto (ya veréis las fotos) es el segundo más grande de Europa - después del de Amsterdam - y ¡el noveno del mundo! Me llamó la atención ese dato, porque Hamburgo no tiene mar... de hecho está a ciento y pico kms del Mar del Norte y su puerto es así de importante.

Otro dato curioso que me llamó un montón la atención, porque no tenía ni idea: Hamburgo tiene más de 2.400 puentes (más que Amsterdam, Venecia y Londres juntos!) sobre un laberinto de canales que cruzan la ciudad y que le dan un toque medio romántico. La verdad es que es en estos momentos cuando me doy cuenta de que mis conocimientos de geografía están un tanto obsoletos, por decirlo de una manera suave.

El avión salía el viernes a mediodía y aterrizamos en Hamburgo a eso de las 3 y media de la tarde hora local.


Nuestra Sarah estaba allí, esperándonos en la puerta de salida, como una campeona. Otra prueba más de lo buenos amigos que son, porque con el día que hacía, lo que de verdad le debía apetecer era quedarse en casa con una taza de chocolate calentito entre las manos, viendo una peli maja en la tele para empezar con buen pie el fin de semana...pero allí estaba, para acompañarnos a nuestro apartamento. En el camino recogimos a Luis que salía del trabajo y se unió al grupo.

Después de llegar al apartamento y dejar los trastos, nos armamos de valor y de capas de ropa térmica y nos fuimos de nuevo a la calle - nuestra primera visita: el centro, la zona de la calle Jungfernstieg, que es la calle de las tiendas de lujo de la ciudad, cerca del ayuntamiento y de la ofi de Google, como no. Allí tuvimos nuestra primera toma de contacto con los mercadillos navideños alemanes 




y nos comimos nuestra primera "salchicha autóctona"...bueno, solo papá, Samuel y yo, porque Luis y Sarah son vegetarianos (Sarah es una hamburguesa vegetariana, curioso ¿verdad?). De allí directamente a un restaurante a ver nevar desde la ventana (porque la nieve es bonita cuando se ve desde los ventanales de un sitio calentito con tu sopa de cebolla humeante frente a tí y rodeado de buena compañía, sino....). Después de una cena extraordinaria, rumbo a casa a descansar y tomar fuerzas para el finde movidito que nos esperaba.

El sábado amanecimos muy temprano.... a eso de la 7 nos despertó Samuel vomitando como un loco. No sé como todavía nos dan ganas de salir de casa con lo proclives que somos a terminar conociendo las salas de urgencias de los hospitales en los sitios a los que vamos! Samuel el pobre también vomitó a las 7:30, a las 8, a las 9...todo lo que intentó comer o beber durante la mañana lo echaba fuera después de 10 minutos. Tenía toda la pinta de un virus intestinal de lo más inoportuno.

Después de varias llamadas a Adeslas por nuestra parte, y al hospital local por parte de Sarah, conseguimos que un médico de urgencias viniera a visitarle al apartamento, y efectivamente confirmó nuestra teoría: virus intestinal común, nada grave. Tratamiento: dieta ligera. Para comer, lo mejor las Kartoffeln (no patatas, no, sino Kartoffeln! y es que es verdad, que solo la contundencia de la palabra parece que ya te asienta el estómago) y mucho líquido para evitar la deshidratación. Dejó una receta de unos supositorios por si la cosa no iba a mejor a lo largo del día y tira millas....

Total que entre vomitadas, limpiadas, llamadas al seguro, visitas del médico y demás se nos fue toda la mañana y todavía estábamos en el apartamento. Luis y Sarah nos habían invitado a comer y eran las 3:30h - ya noche cerrada - cuando entrábamos por la puerta de su casa. Samuel ya se encontraba bastante mejor y todos estábamos mucho más tranquilos.

En casa de estos chicos estuvimos un ratillo charlando 



y jugando 



mientras Sarah nos preparaba una pasta riquísima con verduras.



La verdad es que la diferencia entre ir de vacaciones a un sitio donde no conoces a nadie (= comer de sandwich en cualquier esquina) e ir a un sitio donde conoces a gente y poder disfrutar de comidas caseras tan agradables sin ninguna prisa es enorrrrme



Después de llenar los estómagos, todos listos de nuevo para salir, en metro (lujazo!) 



y comiéndonos de postre unos riquísimos Schmalzkuchen, que, como su propio nombre indica, son unos bollitos pequeños de masa tipo donuts espolvoreados de azucar glas que se comen calientes y que son típicos de esta época del año...ya, ya sé que la explicación sobraba, porque solo con el nombre ya sabíais lo que eran, pero por si acaso nos lee algún extranjero, quería incluir la explicación :-).



Esta vez nuestro destino fue la zona del ayuntamiento. El edificio del ayuntamiento es impresionante: 113 metros de largo por 70 de ancho y 112 de alto.... casi ná! digo yo  el alcalde y concejales no se quejarán de falta de espacio, no?



No pudimos tomar fotos muy nítidas, porque entre que estaba nevando, que era de noche, el mercadillo que estaba justo delante y los "torrentes" de gente que había en la calle, pues nos quedamos con las ganas de tomar la foto perfecta, así que os tendréis que conformar con lo que pudimos sacar...

En un golpe de suerte, papá pudo hacerle una foto a la puerta, que tiene una frase escrita en latín justo encima que me gustó mucho: "Nuestros descendientes velarán con celo por conservar la libertad que consiguieron nuestros antepasados", chula eh? 



Pues por allí estuvimos, dando una vuelta por el mercadillo, donde nos gustaron mucho sobre todo los puestos de decoración navideña, 




y nos llamaron la atención los muchísimos puestos de comida. Yo tenía muchas ganas de comerme un pretzel alemán de verdad, pero Sarah nos recomendó que probáramos los Flammkuchen que - también huelga decirlo- son unas tipo pizzas pequeñas que tienen crema agria en vez de queso y cebolla y bacon por encima. Muy ricos, la verdad.

El viento y el frío empezaban a hacer estragos sobre todo en los warriors, principalmente en Samuel que no había comido casi nada en todo el día y estaba un poco descolocado - estomacalmente hablando -  así que sobre las 8 de la tarde decidimos "recogernos" cruzando los dedos para que la noche fuera bien, sin incidentes de tipo sanitario.

El domingo amaneció tranquilo - bieeeeen - todos sanos, nos duchamos, recogimos el equipaje y a las 10 ya estábamos desayunando con nuestros amigos. Por supuesto un café/cola cao con pan y repostería recién hecho de una de las muchísimas panaderías que hay en la ciudad. No una cualquiera claro, sino la favorita de Luis y Sarah!. Pudimos probar los aparentemente famosos Franzbrötchen, que para que me entendáis, son los cinnamon rolls a la alemana - muy buenos, aunque mi preferido fue el pan de zanahoria...ummmmmh, riquísimo, todavía estaba calentito cuando nos lo comimos! Una vez desayunados, tomamos rumbo al puerto de Hamburgo. 




El puerto de Hamburgo es uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad. Por allí estuvimos paseando tranquilamente y disfrutando del solecito.



La verdad es que es impresionante, muy grande y muy activo. ¡El Elba parece el mar!



En general el barrio del puerto es muy majo, y más con las reformas que están llevando a cabo en los últimos años: por un lado, la construcción de la Elbephilarmonie, la que será una de las salas de conciertos más modernas del mundo, en el área de almacenes del puerto, la Speicherstadt - la construcción se está llevando a cabo sobre uno de los almacenes más grandes y emblemáticos de la zona, el "almacén del Kaiser"; en vez de destruir el almacén antiguo, éste hará las veces de aparcamiento, y la sala de conciertos va encima. Es toda de cristal, con forma de ola. Ya en construcción es impresionante, así que cuando esté acabada, allá para mediados del año que viene, va a ser para alucinar... (hay algún dibujo de cómo va a quedar en el link que he incluído)



Otro de los grandes proyectos urbanísticos en la zona es la construcción del nuevo barrio de Hafencity, con alojamientos de lujo, hoteles de ídem y restaurantes cuyos "menús del día" no siempre van a estar al alcance de los bolsillos de ciudadanos de a pie, desafortunadamente.... el proyecto pinta bien para la ciudad y para su proyección internacional (si es que no tenía ya suficiente) como punto de atracción turística de todas las clases sociales.

No me enrollo más: nos encantó la ciudad, nos supo a poco el medio fin de semana que tuvimos para conocerla y prometimos regresar a visitarla con más clama. ¡Cumpliremos nuestra promesa!



El domingo por la tarde  en metro al aeropuerto



donde tomamos el avión de regreso a Dublín, a la rutina de coles, oficina, y tareas del hogar... pero hemos retomado esa rutina con una sonrisa en la boca, recordando los momentos chulos que vivimos con nuestros amigos en Hamburgo.

Aquí os dejo el resto de las fotos. La música me ha sido fácil elegirla: es de un hamburgués ilustre (hay muchos, no creáis que es el único, eh?), Johannes Brahms. No soy una experta en música clásica, pero la pieza que hemos elegido esta vez me encanta. Esperamos que a vosotros también.





Pronto más con un montón de fotos que me quedan por subir antes de Navidad... buff qué estrés :-)


El color del otoño en Dublín (fin de semana con Tato II)

El domingo que estuvo Tato por Dublín amaneció soleado, frío pero soleado, así que pudimos ir a conocer un poquito más los alrededores de Dublín.

Hace un tiempo, Daniel y Laura nos recomendaron el Donadea Forest Park y decidimos ir a "explorarlo"... ¡vaya descubrimiento!. Nos encantó el sitio.

El Donadea Forest Park, es un parque natural que está a aproximadamente 30 kms de Dublín. De hecho no está ya en el condado de Dublín, sino en el condado vecino (hacia el oeste) de Kildare.

Casi todo es bosque, poblado en un 60% por hayas y fresnos y el resto por abetos noruegos (bueno, después de tanto tiempo aquí, digo yo que ya se habrán nacionalizado irlandeses - chiste malo :-)). Tiene mil y un caminos que recorrer, ya desde que dejas el coche en el parking.... es de esos sitios que puedes visitar a menudo y recorrer una ruta diferente cada vez.



Lo que más llama la atención cuando llegas son los colores: todo tipo de verdes, naranjas, marrones, grises.... es increíble. Es una pena que la cámara no capte lo que ves cuando estás en medio de tanto árbol. Solo te permite captar trocitos sueltos, y eso es lo que hemos intentado hacer. Supongo que con las fotos uno se puede hacer una idea de cómo es el sitio...aunque se pierde la grandiosidad. 



Nuestra ruta no fue muy larga, aunque tardamos alrededor de dos horas en recorrerla. Hicimos toooodas las paradas del mundo: primero el castillo, que según los warriors, es la casa de Gruffalo (les encanta ese bicho). Lo vimos de cerca, de lejos, intentamos buscar a Gruffalo en las ventanas, en las puertas... 



Seguimos caminando y vimos la casa de Santa! La verdad es que la casita, tipo cabaña está monísima puesta, pero entrar a decir hola al desconocido con barba blanca y traje rojo cuesta la friolera de 13 EUR por cabeza, 



así que los warriors se quedaron con muchísimas ganas pero al final se conformaron con cotillear desde fuera




Paramos a ver la cafetería, que tiene una terraza muy bien puesta, con una chimenea de leña gigante en medio, y tienen también una parte de terraza ambientada para los más peques, hasta con lámpara y un mini piano. Muy gracioso, la verdad. 



Cuando arrancamos de nuevo, proseguimos nuestro camino hacia el lago, lo bordeamos y fuimos cambiando de ruta hasta llegar a la zona conmemorativa del 11-S. Como no podía ser de otra manera, muchos de los fallecidos en Nueva York el 11 de Septiembre del 2001 que pertenecían a servicios públicos (bomberos, policía, guardia urbana y demás) eran irlandeses. En concreto, uno de ellos era de la zona de Donadea y había estado visitando el parque meses antes del fatal día. Como recuerdo a él, y otros muchos compañeros - irlandeses o no - que murieron en acto de servicio el 11 de Septiembre y los días posteriores, se plantaron en el parque el mismo número de árboles que de fallecidos. precioso recuerdo y simbolismo




Después de visitar esta zona del parque, continuamos la excursión. Nos metimos en todos los charcos



nos sentamos en todos los bancos,



saltamos, corrimos, cruzamos puentes....



incluso encontramos sitios de los que nos gustaría trasladar tal cual al jardín de casa (sí, ese que no tenemos): vi un banquito al lado del lago en el que ya me imaginaba leyendo un buen libro, con la taza de té calentito al lado y la manta tapándome las piernas para no tener frío ¡era perfecto!.




Hasta encontramos una zona del parque que era exactamente igual que el bosque de Sherwood que sale en las películas de Robin Hood



La visita nos gustó de verdad, y seguro repetiremos un montón de veces. Yo diría que esta es la mejor época para disfrutar de la naturaleza en Dublín. Y me viene genial el tema para subir también las fotos que tomamos hace tres fines de semana en St Anne's Park, un parque precioso y grandísimo al norte de la ciudad donde vamos a menudo, porque hay mucho espacio donde jugar a la pelota, caminos larguísimos, bien asfaltados para montar en bici o en patinete, y un mercadillo de comida que montan los sábados y que a mí me encanta.



Obviamente, aunque los dos son parques, uno es urbano y el otro es mucho más salvaje. Las diferencias son evidentes, pero los dos ganan en belleza en esta época del año.



En St Anne's jugamos al frisbee,





montamos en los Ezy Rollers y nos comimos unas crepes riquísimas del mercadillo




sentados en el césped disfrutando del solete



y luego a los columpios a quemar energía



porque St Anne's tiene una zona de columpios muy chula, que siempre está de lo más animado



Ya podéis ver por las poquitas fotos que hicimos que el parque también merece la pena 

Aquí os dejo todas las fotos de Donadea. Espero que os gusten. Las estoy volviendo a ver y aunque soy una fotógrafa de llorar, me encantan! Con palabras no podría describir mejor el color del otoño en Dublín...




Por cierto, me he dejado una fuera: la que nos hizo Tato a los cuatro juntos! Nos hacemos tan pocas todos juntos, que cuando una sale medio bien, hay que darle su importancia



Prontito os contaré más cosas e iré subiendo fotos que tengo pendientes de publicar antes de que llegue Navidad. Un beso a todos

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