Nuestra primera competición de AJEDREZ

Pues, sí, por si no hacíamos ya suficientes cosas, este año nos hemos apuntado a ajedrez...bueno, Samuel se ha apuntado a ajedrez, y de momento está encantadísimo de la vida con esta nueva actividad.



La cosa surgió un poco por casualidad: es el cole el que da la opción y las clases se imparten un día por semana, justo después de terminar la clase "normal" (a las 14:30h). Varios amiguetes de Samuel se iban a apuntar y él, un poco llevado por ir con los amigos hasta el fin del mundo, se apuntó también. En las fotos con Zsa-Zsa (agachado) y con Oscar (sentado a su lado, con camiseta azul), que también fueron al torneo:





El resultado: está enganchado al ajedrez - le hemos bajado el jueguillo en la tablet y se pasa el día jugando contra la máquina. Conociéndole no va a parar hasta que gane así que prevemos unos cuantos años de inmersión ajedrecística total :-)

La clases las organiza una escuela de ajedrez de Dublin, que muy hábilmente manda a sus profesores a los distintos coles de la ciudad (en vez de esperar que los peques se trasladen a sus instalaciones): todo el mundo gana - la academia tiene un montón de estudiantes y los papás no tienen que desbaratar su logística rutinaria para que los niños aprendan.

La semana pasada fue nuestro primer torneo: todos los alumnos de la academia estaban invitados a un hotel en Dublin y la convocatoria fue un éxito - había niños, padres, abuelos y hermanos por todas partes (incluidos Samuel, papá, Martín y mamá, que solo somos cuatro pero cundimos como todo un batallón)



La cosa fue fenomenal: Samuel jugó cuatro partidas y ganó dos... no se puede pedir más después de solo un mesecito de haber aprendido a jugar, ¿no?





Con lo competitivo que es, me extrañó que no se enfadara al perder, y todos los padres quedamos encantados con el organizador y dueño de la escuela: un señor de lo más majete que les dio buenísimos consejos (entre otras cosas dijo que no había que llorar ni ponerse tristes cuando se perdía una partida, sino aprender de los errores y prepararse para la siguiente - buen consejo, y muy aplicable, no solo al ajedrez, ¿no?).

Luego nos enteramos por otros papás que el buen hombre es un ajedrecista de muy alto nivel... es GrandMaster, que en ajedrez debe ser la leche, y ruso, como no.

Total que salimos todos encantados y Samuel más feliz que una perdiz con sus dos victoria en el palmarés




Por la tarde/noche, ya de vuelta a casa nos trajimos a James y a Zsa-Zsa en el coche y en un plis plas se les olvidó a los tres toda la energía zen que les había transmitido el maestro... tampoco podemos pedir milagros.




Boy of the Week

Y hoy toca escribir por partida doble (para que luego digan que no actualizo el blog!).

Voy a ser breve: la semana pasada Samuel fue Boy of the Week (yujuuuuu).

Y la verdad es que se lo merecía, porque entre la caña que le mete Mister "Omoinala" (no sabemos todavía como se escribe, pero se pronuncia así... ya le podía haber tocado Mister Smith), y la caña que le metemos en casa, el pobre se pasa el día haciendo deberes. Por lo menos está aprendiendo que cuando uno se esfuerza, normalmente hay recompensa.

El examen del viernes le salió muy muy bien y al final del día el profe le nombró Boy of the Week. Llegó a casa más contento que unas castañuelas :-)

Este es el examen:



Y la fotito que el cole ha publicado en su página web:

¡Muy bien hecho, Samuelete!

No perdemos la esperanza de escribir muy pronto una reseña parecida sobre Martín.

El cumple de Martín

¡Jesús cómo pasa el tiempo! si parece que fue ayer cuando estaba poniendo a parir al anestesista porque tardaba unos minutines "de nada" en venir a ponerme la epidural, el desgraciao buenísimo profesional.

Pues chicos, han pasado ya cinco años... 



Y el primer lustro ha sido intenso ¿eh?, que Dios nos pille confesados para lo que nos espera.... sudores me entran solo de pensar en el momento en que empiecen los deberes y los exámenes, ¡o las salidas nocturnas! porque este warrior apunta maneras. Que tiemblen Dublín y alrededores... y la montaña (sin agua, claro)

De momento nosotros lo hemos celebrado por todo lo alto, como tiene que ser. Martín eligió el sitio, que no podía ser otro que el Lemon que ya todos conocéis porque es un "restaurante de super lujo" que nos encanta y al que ya hemos llevado a algunos de nuestros visitantes. Un día es un día y había que tirar la casa por la ventana :-)




La cena estuvo perfecta, como siempre y el homenajeado, su hermano y su primo se metieron entre pecho y espalda unas peassso crepes que nos dieron la tranquilidad de que a la salida no se los llevaría el viento.

Después, por supuesto, la tarta en casa, que Martín asesinó cortó y que echamos en el huequillo que todavía nos quedaba después de comernos las crepes.






Pero este cumpleaños sin duda pasará a la historia de la familia Tova-Guerrero no por la cena en el Lemon, ni por el pastel, sino por el regalo: una BICICLETA NARANJA SIN RUEDINES: chulísima, pero SIN ruedines :-)




Sí, sí, estamos en ello, y si los riñones de papá pudieran hablar, nos pondrían a parir a los papás por la idea del regalo y al cumpleañero por llevarla a cabo, porque así como Samuel aprendió a llevar su bici el primer día que le quitamos los ruedines, el proceso con Martín se está alargando un poco...



¡se conseguirá! porque la idea a corto plazo es que la usen para ir al cole y claro, como papá tenga que ir empujando la bicicleta con niño encima desde casa hasta el cole... solo de imaginármelo acabo agotada!!!



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