Abrimos oficialmente la temporada navideña

Lo dicho: hemos abierto oficialmente la temporada navideña.

El primer paso fue la puesta de árbol express de la que ya os mandé un video - visto y no visto.

El segundo paso: nuestra visita a Farmleigh House del sábado pasado. Inmersión total y absoluta en el espíritu navideño irlandés.

Farmleigh House and Estate es una finca enorme que está dentro del Phoenix Park. Para el que no se acuerde (ya lo he contado alguna vez), Phoenix Park es el parque urbano más grande de Europa (o por lo menos de eso presumen los dublineses): para que os hagais una idea es 5 veces más grande que Hyde Park en Londres y el doble de Central Park en Nueva York (guauuuuuuu) y en él residen aparte del Presidente de la República y el embajador de Estados Unidos, una colonia de unos 500 ciervos/renos y familiares cercanos. Aquí os dejo una foto muy chula y sin gente de la casa que he encontrado en Wikipedia:



Bueno pues Farmleigh se encuentra al Noroeste del parque, cerquita del río. Ocupa una extensión de unas 23 hectáreas, que ya son... no me enrollo con la historia, solo contar que este palacio era la residencia oficial de la familia Guinness (que serían una mezcla de los Alba y los Ortega en España: por aquello del rancio abolengo y del comercio floreciente). En 1999 el estado se la compró a los Guinness por la módica cantidad de 29 millones de Euros y se gastó la no menos modesta cantidad de 23 millones de Euros en arreglarla (le debían tener hecha un asco, digo yo).

Ahora la casa es la residencia oficial de los jefes de estado que visitan la ciudad. Allí se quedó la reina de Inglaterra y los Obama cuando vinieron el año pasado.

Pero cuando no está ocupada, el estado ofrece visitas guiadas por la casa y la finca, y durante esta época del año hay mercadillo navideño y representaciones de historias de Navidad con marionetas y siempre hay algún coro cantando y además ponen un árbol de Navidad dentro de la casa que tiene fama en todo Dublín de ser espectacular. Por supuesto Santa siempre anda dando una vuelta por allí cuando sus ocupaciones navideñas se lo permiten....pues allí nos fuimos el sábado.



Aparcamos fuera del parque y fuimos caminando un ratito por una avenida peatonal de lo más maja:



por la que, además de personas y perros también circulaban bastantes coches de caballos.



Hasta que llegamos al café de la finca. Visita obligada para el desayuno/brunch. El café muy bonito, la verdad, una casita muy apañada al lado de un laguito lleno de patos y una terraza en el embarcadero.




Por dentro lleno hasta la bandera, así que nos abrigamos bien y a comer en la terraza. Las vistas muy agradables y la comida calentita nos vino genial.




Justo cuando estábamos comiendo llegó un coro de Santas que nos amenizó un rato. El café se convirtió en el enclave navideño perfecto, muy peliculero, pero mucho, mucho... 



La, la, ra, la, la, la




Martín prefirió quedarse fuera y tomarse su chocolatito caliente ¡Qué clase tiene el colega!




Todos cantamos, aplaudimos y luego nos hicimos una foto con uno de los santas, que los niños juraban que era el verdadero.



Después de comer y de nuestra conversación con Santa, nos fuimos a dar una vuelta. La cola para visitar la casa era bastante grande, así que decidimos dejar la visita para otra ocasión. Los niños se quedaron jugando un rato a la pelota en una de las explanadas mientras papá y yo nos fuimos a dar un paseo para visitar el mercadillo navideño 



muchos puestos de comida, uno de muffins y pasteles caseros estupendos (compramos algunos para comernos con el café por la tarde) y uno muy bonito en el que vendían coronas de Navidad hechas a mano.




Sobre las 4 decidimos volvernos. Los warriors estaban todos llenos de barro después del fútbol y empezaba a hacer frio, así que pusimos rumbo a casa antes de que la cosa fuera a mayores.



Durante la semana hemos vivido otros episodios navideños que os iremos contando.

Besos a todos


Nuestro fin de semana en Irlanda del Norte (II)

Ya os conté que estuvimos por allí arriba, que nos lo pasamos muy bien el sábado visitando el Museo del Titanic en Belfast, pero ahí me quedé.

Bueno, pues el fin de semana dio para más.... de hecho el fin de semana empezó el mismo viernes por la tarde cuando salí de la ofi: nos montamos todos en el coche y pusimos rumbo a Newcastle, donde estaba el apartamento que habíamos alquilado para pasar las dos noches del fin de semana.

Newcastle es un pueblecito costero que se encuentra nada más cruzar la frontera de Irlanda del Norte, a unos 25 kms al sur de Belfast, exactamente a 2 horas en coche de nuestra casa en Dublín. El apartamento que habíamos alquilado estaba majo - nada lujoso pero muy funcional: tenía dos habitaciones grandes, dos baños, una cocina pequeña pero perfectamente equipada y un cuarto de estar con vistas al mar



Allí nos levantamos y desayunamos el sábado por la mañana, pero en seguida tiramos para el museo (y ya sabeis lo que vimos allí....)
Después de pasarnos unas tres horitas danzando en el museo teníamos un hambre tremenda. Papi sugirió ir a comer a un café que le había recomendado una compañera, y como nadie más tenía alternativa, decidimos "aceptar pulpo" y pusimos al Tom-tom a trabajar y a dirigirnos al sitio en cuestión.

El café está en el distrito universitario de Belfast, es más, está pegadito pegadito a la Universidad de Queens. Nosotros sí conocíamos la ciudad, pero nunca habíamos visitado el edificio principal de la Universidad, que es precioso... no tengo fotos, porque íbamos en el coche y no podíamos parar justo en la puerta, pero os dejo esta, que es de la edición digital de la revista de viajes Lonely Planet y que me ha parecido estupenda: de verdad es así el edificio, igual de impresionante (aunque sin sol).



La comida: todo un éxito. La elección del café fue un acierto y acabamos todos encantados de la vida con lo que pedimos...los niños estaban ya cansados y se pusieron un poco pesados al final, pero se lo comieron todo. Por supuesto, a los mayores lo único que nos faltó fue chupar los platos! ya se que cuando el hambre aprieta, la decoración es lo de menos, pero además el sitio tenía una decoración de lo más agradable, así que salimos felices como perdices y con las panzas llenas como el lobo de Caperucita.





Después al apartamento de Newcastle, a hacer lo que resultó el descubrimiento del año: ¡a jugar a los barquitos! (bueno, a los barquitos, a la batalla naval, a hundir la flota, al battleship o como cada uno lo quiera llamar...) ya sabeis el juego ¿no? pues se jugaron unas cuantas partidas en el tiempo libre que nos quedó. Y ¡los peques las disfrutaron de verdad!





Por la mañana también jugaron... solo que cambiando las parejas



Justo cuando acabamos de desayunar, nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo de Newcastle, que es pequeño, pero muy agradable. Estuvimos en el paseo marítimo




luego un batido (yo algo calentito) a un café del pueblo



y de vuelta al coche y a tirar para Dublín. Nos llamó mucho la atención la cantidad de moteros que veíamos por la calle, y de vuelta al coche descubrimos la razón:


¡Una moto fúnebre! Nunca había visto una... Estaba vacía ¿eh? por eso tomé la foto, pero me resultó muy muy curioso.

En general fue un fin de semana de lo más completo en el que hicimos de todo pero también pudimos descansar... las mentes (llegamos destrozaditos). Ojalá pronto podamos repetir, y por supuesto subiremos las fotos a nuestro blog.

Un beso a todos



Última hora en casa

Os mandaré un par de reseñas este finde, pero quería publicar un par de fotos de última hora:


1. Nuestra puesta de árbol de Navidad express (algo menos de 2 minutos) de anoche. Maravilloso. El nacimiento tardamos un poco más en ponerlo (3 o 4 minutos):



2. Papá durmiendo en el suelo de la habitación de los niños, porque la funda del colchón de la cama de abajo se estaba lavando y uno de los niños estaba durmiendo en la cama grande (bueno, a cualquier cosa le llamamos grande) conmigo:



3. Martín a las 8 de la mañana de hoy desayunando un bocata de salchichón ibérico: se ha zampado el paquete de jamón y el de salchichón en una semana, el tío. La leche y los cereales son para bebés: a mí dame bocata de salchichón! .... en menos de un mes nos está pidiendo la cervecita para acompañar





Lo dicho: luego os cuento más cosas


Los warriors visitan el Museo del Titanic en Belfast

Nos gusta Irlanda del Norte. ¡Nos encanta Irlanda del Norte!

Los paisajes son de foto, tanto los costeros como los de interior. Es una area muy rural, de los más agradable para visitar y con un montón de sitios pintorescos. Eso ya os lo he contado varias veces, porque no es la primera vez que nos vamos para allá de fin de semana.

Pero esta vez teníamos algo especial que visitar: el museo del Titanic.



El museo del Titanic está en Belfast, en el mismo enclave en el que se construyó el barco hace justo cien años. Entonces eran astilleros, ahora es una zona residencial y de ocio, que ha cobrado mucha relevancia en la ciudad gracias a la popularidad del museo, claro.



Ya por fuera el edificio es particular: parece un barco partido en dos por un hielo ¿no? O a lo mejor es que como ya me sé el final de la historia... Bueno, a lo mío: fue inaugurado en Marzo de este año, casi el mismo día que se cumplían 100 años desde aquel fatídico 15 de abril de 1912.



Aquí os dejo una foto de la noche en la que el museo se inauguró, que he visto en su página web y que me ha encantado. Chulo ¿eh?



Por dentro, el edificio está muy bien organizado: hay hasta unos músicos que te amenizan la espera hasta que te toca entrar (aparte de tres cafetería y una tienda de recuerdos, claro)



La verdad es que nosostros nos amenizamos solos, y durante los escasos 5 minutos que nos tocó esperar, los warriors nos estuvieron dando una pequeña lección de historia:



Cuando entras, hay de todo: salas de exposiciones (sobre cómo era Belfast en la época de la construcción, las condiciones laborales de los trabajadores que participaron, detalles técnicos del barco...), hay también zonas muy tipo Disneylandia: "cabinas volantes" que te llevan por la zona en la que se construyó el casco del barco, y te van contando cómo lo hacían y los medios de los que disponían (muy curioso y muy entretenido para los peques).



También hay una sala en la que se proyecta una peli sobre dónde están los restos del naufragio en la actualidad - esto es increíble: todavía se ven zapatos, botellas, piezas de vajilla... dentro de lo que queda del barco hay partes que han permanecido casi intactas después de estos cien años bajo el agua del océano, por ejemplo el cuarto de baño del camarote del capitán - ¡la bañera está en perfectas condiciones!, un poco sucia, eso sí....



De hecho la bañera en cuestión estaba instalada de tal manera que el capitán podía elegir si quería bañarse con agua normal o con agua marina, fría o caliente! Todo un lujazo para principios del siglo pasado ¿no? Yo estaba alucinada cuando lo contaron... Me habría parecido también un lujo si hubiese sido un barco actual

Nos enteramos de un montón de cosas: que la última parada que hizo el Titanic antes de cruzar el Atlántico (o intentarlo), fue el pueblito de Cobh, en el condado de Cork, aquí en Irlanda (Hizo Belfast - Southampton - Cherburgo - Cobh y luego a cruzar el Atlántico)



pudimos leer todos los mensajes de advertencia de campos de icebergs que recibió de otros barcos, y que los operadores de radio ignoraron totalmente, leimos historias de héroes de la catástrofe, que ayudaron a salvar a un montón de gente, perdiendo sus vidas en el empeño, nos contaron la historia de los botes salvavidas, que desaparecieron nada más llegar a puerto y no pudieron ser usados en el juicio como pruebas... 



A mí lo que más me gustó fue una película en la que enseñan cómo era el barco por dentro, como si lo hubieran cortado en dos y el espectador estuviera en un ascensor. Me explico fatal, ya lo sé, así que la grabé para que la veáis casi íntegra (creo que no se podía grabar, así que no se lo digais a nadie, eh?):


Lo que no queda claro en ninguna parte del museo es si Leonardo di Caprio cabía o no en la tabla con Kate Winslet.... y eso que el museo tiene una sala en la que hay información sobre todas las películas que se han hecho sobre este tema. Yo digo que sí cabía (no me convence la explicación del director)

En resumen: la visita es totalmente recomendable. A Edu y a los warriors les gustó mucho, aunque Martín al final estaba cansado de tanto barco y se saltó las últimas salas de exposiciones: prefirió ir a robarle la silla al de seguridad y allí comerse una manzana




Los que vengan a visitarnos, si quieren que vayamos a verlo que nos avisen con tiempo, porque hay que reservar día y hora para entrar!, pero merece mucho la pena.



Del resto del finde, ¿qué os puedo contar?,  pues bastantes cosas, pero mejor lo dejo para la siguiente reseña, que ya me estoy alargando demasiado

Un beso a todos


Los artistas de la familia

En casa tenemos tres artistas... ¡Ya no me preocupo más por su futuro! si no quieren ir a la Universidad cuando toque, ya sé que se van a poder ganar la vida en el mundo del espectáculo.

Siempre pensé que Martín acabaría en el circo...¡de payaso!, porque le sale natural, pero el otro día pude grabarle en su faceta de cuentacuentos (en español y en inglés) que se le da estupendamente también. Normalmente solo muestra esta faceta cuando está en la bañera. Aquí está el testimonio:






Por otro lado, el otro día Edu y Samuel nos tenían muertos de la risa con sus conversaciones telefónicas a lo "Encarna de noche". Pude grabarles un poquito y aquí os lo dejo.



Lo dicho - de aquí al estrellato.

Halloween en el campo

¡Qué ganas tenía de escribir esta reseña! Por fin acabo de encontrar un poquillo de tiempo hoy para hacerlo.

Hemos descubierto un sitio chulísimo al ladito de Dublín: Belvedere, a una hora en coche de aquí, en un pueblo que se llama Mullingar.

Belvedere es una finca enorme, que en su día se diseñó y construyó como la casa de campo del primer conde de Belvedere, allá por 1740. La verdad es que lo poco que queda de la construcción original no está mal, pero no dice mucho,


pero los jardines y la zona del lago y del bosque son preciosos, sobre todo en esta época del año.



Nunca habíamos ido, pero el finde pasado organizaban un evento de Halloween y para allá que nos fuimos, bien abrigados, con botas de agua y con los bocatas en la mochila. Y volvimos (yo por lo menos) encantados de la vida.

Ya desde la entrada, la carreterita que lleva al aparcamiento promete:


Y la bajada a la casa desde el parking también es maja



Nada más entrar y antes de empezar a explorar la finca, hicimos nuestra parada obligatoria - desayuno en el café:



Muy majete el café, está en una galería muy amplia, y el desayuno nos gustó mucho: nos tomamos unas cookies, un "pudding de pan y mantequilla" (básicamente tres torrijas una encima de la otra) que estaba "de la muerta". El café y el chocolate calentito también pasaron el test con nota.



Con la panza llena nos fuimos a explorar. El evento organizado era el siguiente: se habían escondido por todas partes de la finca chuches y elementos decorativos varios - quien los encontraba ¡se los quedaba!. Nosotros, primerizos en estas lides perdimos un montón de tiempo en desayunar, así que cuando empezamos a buscar ya estaba todo más que arrasado (buaaaaaaaa!), pero pudimos encontrar una bolsa de patatas, un bote de caramelo líquido y unos cuantos esqueletos de decoración.





Como tuvimos que caminar para arriba y para abajo, nos dio para conocer gran parte del parque.... ¡y es la bomba!. Además la época del año es la mejor para visitarlo, sobre todo si tienes la suerte que tuvimos nosotros de ver un poquito el sol. 






El lago tiene toda una anécdota que contar: en una aldea en la otra orilla de lago, pasaba sus veranos Jonathan Swift, el autor de Los viajes de Gulliver, que ya sabeis que fue deán de la catedral de Dublín durante años (y si no lo sabíais, ya lo sabeis).



La aldea se llamaba Nure y ahora se llama Lilliput :-). Cuentan los locales que la inspiración para el libro de Los viajes de Gulliver le vino un día que estaba pescando en su barca en medio de este lago y vio que los habitantes de Nure a esa distancia eran muy muy pequeños... a partir de ahí tiró de imaginación, y ya sabeis el resto de la historia. Lo del cambio de nombre de la aldea era de esperar, claro. Me pareció muy curiosa la anécdota (tía Cris: la puedes robar y contarla en tu blog!, con fotos y todo). 



Y no me enrollo más, aunque hay muchas más fotos chulísimas, que ya os enseñaré en otro momento. Volveremos pronto, porque cuando estuvimos por allí leímos que Santa establece su base irlandesa este año en Belvedere House, así que nos pasaremos a saludarle... y os lo contaremos.

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