Los últimos días de nuestras vacaciones de verano las pasamos en Castelldefels, en casa, tranquilitos, reponiendo fuerzas para el largo y duro invierno que se nos avecina.
Poco que contar, porque hacer, hacer no hicimos mucho.... Samuel jugó al tenis un montón, y es que su tío Tato le había comprado una red que ha quedado instalada en la terraza de casa, mamá (o sea, yo) tomó todas las horchatas del mundo (es que no me canso de beber horchaaata), fuimos a la playa un par de días, otra mañana nos fuimos a ver a los "colegas" de Genaker (bueno, no estaban todos, pero pudimos saludar a Samuel, Pascal, Carlos y Miquel).... vaya, que nos cundió mucho el tiempo!
Además pudimos arreglar "el tema" de la verja de la terraza que nos tiraron los huracanes el invierno pasado: ya vino el albañil y dejó la verja como nueva: bien sujeta a la pared para que ya no la tumbe ni el increíble Hulk!.
Alguna cosa nos quedó pendiente para la próxima vez: ir a cenar al Gran Hotel Rey Don Jaime para celebrar el nacimiento de Martín. Ya fuimos allí a celebrar el nacimiento de Samuel... y es que el sitio nos encanta!!!. Será la próxima vez, y después ya buscaremos otra excusa para volver de nuevo ja ja ja.
Lo que sí pudimos hacer es ir a cenar a casa de Samuel (el grande) y Caroline, donde se come igual (sino mejor...) que en el Hotel Rey Don Jaime, y aunque no tienen vistas al mar, sino al immmmpresionante jardín de sus vecinos de abajo, pues no importa, porque con una compañia tan agradable y lo bien que cocina Caroline (esos postres....), lo de las vistas es totalmente secundario. Y cómo no, nuestra visita al Mira Vos, en la playita....
Nos encanta ir a Kastefa; siempre disfrutamos un montón sin hacer nada en especial. De allí es Samuel y desde luego está en lo más alto de nuestra lista de sitios ideales para vivir. Supongo que con los años, la lista se irá haciendo más larga, pero no creo que haya en el mundo (en el universo!) muchos sitios tan majetes como éste.
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